Well Played, Tiger!

March 27, 2013

Published in El Espectador
(Colombia) on 31 March 2013
by Antonio Casale (link to original link to original)

Translated from by James Johnson. Edited by Kathleen Weinberger.

It is a world where we humans relish other people’s misfortune and scarcely bring attention to their achievements. The case of Tiger confirms this. It was the sports headline of the year when he fell from grace, first because of injury, and later when his sex addiction was made public, which ended his marriage after he had announced his indefinite retirement from golf. For a month, the media forgot all other competition, where heroes were battling for glory as they do every weekend, all because of the fall of Tiger. But now that Woods is back to reclaim his territory, now that he is reinstalled as golf’s world number one and has rebuilt his personal life – a cornerstone for his return to the summit – many have forgotten to mention him. But such is life: It must be that we humans lurch from failure to failure, and because of this we identify more with catastrophe than with success.

However, the case of Tiger represents another opportunity to change direction. It is time to understand that our heroes are also human and that like all of us, in the course of a lifetime, they lose more battles than they win.

Surely, Tiger did not suffer financial problems in the wake of his fall, in spite of the millions that he lost between his divorce and his abandonment by a number of his sponsors. He had the choice of letting his addiction take over or learning to control it, despite the sporadic instances of happiness that it brought him. He could have retired from sport forever, and nobody would have scratched his name from the history books as the best of all time.

However, like a true hero, Woods chose the most difficult path: that of confronting his crisis, digging deep into its roots, and biting the bullet to set himself on the road to recovery. His most difficult achievement was learning to live his life based on his conscience, rather than letting his unconscious desires govern him. We must remember that golf requires considerable psychological strength – if the head is not right, the rest practically never comes out as it should.

Tiger has won three of the five tournaments that he has competed in this year; he has returned to the top of golf’s world rankings, though he might not stay there as long this time. Some say he needs to win another Major to prove he is back to his best. What is certain is that Woods has already managed to redeem himself, sort out his personal life and show the world that he has more virtues than flaws. If only the world were so diligent in reporting these cases, in which heroes do not stop being precisely that, heroes, even if they do show themselves to be human.

Si bien es cierto que Tiger Woods no volverá a ser el favorito de las señoras nunca más, el norteamericano ha demostrado ser otro ejemplo de resiliencia, de esos que deberían servir como espejo para un mundo en el que infortunadamente las noticias más importantes son las malas.

Es un planeta en el que los humanos disfrutamos de las desgracias ajenas y poco resaltamos los logros de los demás. El caso de Tiger lo confirma. Cuando cayó en desgracia, primero por una lesión y después por la publicación de su adicción al sexo, que terminó por acabar con su matrimonio tras anunciar su retiro indefinido del golf, se convirtió en la noticia deportiva del año. Los medios de comunicación olvidaron por un mes cualquier otra competición en la que varios héroes se batieran por lograr la gloria como sucede cada fin de semana, todo por cuenta de la caída del Tigre. Pero ahora que Woods vuelve por sus fueros, ahora que retornó al número uno del golf del globo terráqueo y rehizo su vida personal, piedra angular para el regreso a la cima, pocos se han acordado de resaltarlo. Pero esa es la vida, debe ser que los humanos vivimos de fracaso en fracaso y por eso nos identificamos mas con éstos que con los éxitos.

Pero el caso de Tiger representa otra oportunidad para cambiar el rumbo. Es momento de entender que los héroes también son humanos, que son más las batallas que pierden que las que ganan, como sucede con todos nosotros, a lo largo de la vida.

Seguramente Tiger no tenía problemas económicos tras su caída, a pesar de los millones que perdió entre su divorcio y la partida de varios de sus patrocinadores. Pudo haber continuado con su adicción al sexo o haber aprendido a manejarla, pues le entregaba instantes esporádicos de felicidad. Se pudo haber retirado de la actividad deportiva para siempre, igual nadie le iba a quitar su lugar en la historia como el mejor de todos los tiempos.

Pero Woods logró lo más difícil, como los verdaderos héroes: enfrentarse consigo mismo, ir hasta lo profundo de su crisis, morder el polvo hasta la saciedad y, lo más complicado, aprendió a manejar su vida a partir de la consciencia, dejó de hacerlo desde la inconsciencia. Es menester recordar que el golf requiere de una fortaleza psicológica importante, si la cabeza no anda bien, es prácticamente imposible que el resto salga bien.

Tiger ha ganado 3 de los 5 torneos que ha disputado este año, volvió a ser el número uno del mundo y tal vez no le dure tanto como la última vez. Algunos dicen que le falta ganar de nuevo un major. Lo cierto es que Woods ya logró reivindicarse con él mismo, rehacer su vida personal y demostrarle al mundo que son muchas más sus luces que sus sombras. Ojalá el mundo resaltara con mayor ahínco estos casos, en los que los héroes no dejan de serlo, aunque se muestren como humanos.

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