Every one of the decisions that President Donald Trump has made regarding environmental matters, with the support and bad advice of the men – yes, men – in his cabinet, make clear not only his profound ignorance, but also his absolute indifference to the present and future well-being and health of not just Americans, but all children, grandchildren, and future descendants. This makes it clear that he does not care about clean air and water, much less about humanity or the planet. The dangerous instability of the climate is obviously worth peanuts to him.
Finally, in his high-profile way and surrounded by coal miners, Donald Trump signed an executive order on March 28 which aims to dismantle the environmental policy of his predecessor in the White House, and give way to what he called “the beginning of a new era of freedom in energy production and the creation of jobs.”*
It deals with one of his obsessions concerning Barack Obama and his legacy.
The issue is that the new “Executive Order to Create Energy Independence” commands that – paradoxically – the Environmental Protection Agency, led by the skeptic Scott Pruitt, replace Obama’s Clean Energy Plan. That is to say, on federal lands, the black reign of the coal industry will resurface, all facilities will be given over to the dangerous fracking process and regulations to reduce carbon dioxide and methane from power plants and coal plants will be discarded. Carbon dioxide and methane are both gases that contribute to climate change.
To top it off, a few days ago Russian President Vladimir Putin echoed Trump's words and endorsed the idea that climate change is not caused by humans. The most dangerous and despicable thing is that Putin asserted that the Arctic thaw could be used for “Russian economic purposes.”
But despite this, there are intelligent and sensible voices supported by the irrefutable truth of science and the successful results of clean energies, voices such as former American Vice President Al Gore, former New York mayor and founder of Bloomberg L. P., Michael Bloomberg, as well as certain technological giants, among others.
The same day that Trump signed the anti-climate-change executive order, Gore, founder of The Climate Reality Project, uploaded his own position to his various digital platforms, stressing that reversing environmental protection policies as well as bringing down the Clean Energy Plan is “a wrong step away from a sustainable, carbon-free future for ourselves and generations to come,” adding that “no one man or group can stop the encouraging and escalating momentum in the fight to protect our planet.”
Michael Bloomberg's article published last Friday on The New York Times editorial pages under the title “Climate Progress, With or Without Trump” emphasizes the same viewpoint.
It underscores the fact that Trump’s unfortunate and destructive order has led to the widespread and dispiriting belief that the U.S. will not meet its commitment under the Paris Agreement on Climate Change.
But despite the obstacles presented by the White House and Congress, “Washington has a great ability to influence energy markets,” and shouldn’t underestimate cities, companies and consumers in the reduction of greenhouse gas emissions, Bloomberg said. He also questioned the generation of jobs and economic windfall with regard to unclean energy.
Something that Bloomberg knows very well is the role that cities play in lowering emissions, for by improving air quality, cities become more attractive places to live, work and invest in.
Perhaps for this reason, the technology giants Apple, Google and Microsoft, as well as other companies like Amazon, have already said that they will continue with their commitment to invest and utilize clean energies to fight against climate change.
Moreover, optimistically, various nations have resolved to increase their efforts in this war against unclean energy. Among those that stand out are India, the European Union countries and China, which is not only one of these nations, but has also become their leader.
However, The Washington Post posted a negative aspect to this a few days ago. The Post reported the dismissal of 25 percent of employees from environmental agencies, a further budget cut, and the elimination of more than 50 programs, such as pesticide control and environmental cooperation with Mexico and Canada under the North American Free Trade Agreement.
Yes, the scene looks dark, with rising sea levels, droughts, more deadly hurricanes, and the extinction of species. It only remains to ask whether the rest of the world is not contemplating this, seeing as our present and future are in the hands of ignoramuses and facing potential ecocides.
*Editor’s note: Trump’s actual words were that his order would be “the start of a new era in American energy and production and job creation … [that] will eliminate federal overreach [and] restore economic freedom.”
Trump, rey de la tiznada
Cada una de las decisiones en materia ambiental que ha tomado el presidente Donald Trump, con el respaldo y mal consejo de los hombres —sí, hombres— de su gabinete, deja en claro no sólo su profunda ignorancia, sino también el absoluto desinterés por el bienestar y la salud presente y futura, ya no se diga de los estadunidenses, de sus hijos, nietos y demás descendientes. Esto nos da una idea clarísima de que no le importan el aire y agua limpios, ni mucho menos la humanidad ni el planeta. Le vale un cacahuate la peligrosa inestabilidad climática.
03 de Abril de 2017
Finalmente, mediático como es y rodeado de mineros del carbón, Trump estampó su firma en una orden ejecutiva, el 28 de marzo pasado, que tiene como meta desmantelar la política ambiental de su antecesor en la Casa Blanca y dar paso a lo que llamó “el comienzo de una nueva era de libertad en la producción energética y de creación de empleos”.
Se trata de una de sus tantas obsesiones contra Barack Obama y su legado.
El caso es que la nueva Orden Ejecutiva de Independencia Energética pide que —paradójicamente— la Agencia de Protección Ambiental, del escéptico Scott Pruitt, reemplace el Plan de Energía Limpia de Obama. Es decir, que en tierras federales resurja el negro reinado de la industria del carbón, se den todas las facilidades para el peligroso fracking y se deseche la reglamentación para reducir dióxido de carbono y metano de las centrales eléctricas y plantas carboníferas, que son contribuyentes al cambio climático.
Para acabarla de amolar, el presidente Vladimir Putin hace unos días hizo eco de las palabras de Trump y refrendó su idea de que el cambio climático no es de origen antropogénico. Lo más peligroso y deleznable es que aseguró que el deshielo del Ártico podrá ser utilizado para “fines económicos de Rusia”.
Pero a pesar de ello, hay voces inteligentes y sensatas apoyadas en la verdad irrefutable que da la ciencia y los resultados exitosos de las energías limpias, como las del exvicepresidente estadunidense, Al Gore; la del exalcalde de Nueva York y fundador de Bloomberg L.P., Michael R. Bloomberg, así como las de los gigantes tecnológicos, entre otras.
El mismo día que Trump firmó la orden ejecutiva anticlimática, Al Gore, fundador de The Climate Reality Project, subió a las distintas plataformas digitales su posicionamiento, en el cual resaltó que revertir las políticas de protección ambiental así como echar abajo el Plan de Energía Limpia es “un paso equivocado y alejado de un futuro sostenible, libre de carbono para nosotros y para las generaciones por venir” y “ningún hombre o grupo puede detener el gran impulso en la lucha para proteger nuestro planeta”.
En ese mismo sentido destaca el artículo de Michael Bloomberg publicado el viernes pasado en las editoriales de The New York Times, bajo el título Climate Progress, With or Without Trump.
Señala que la desafortunada y equivocada orden de Trump ha llevado a la creencia generalizada y deprimente de que EU no cumplirá su compromiso firmado en el Acuerdo de París contra el cambio climático.
Pero a pesar de los obstáculos de la Casa Blanca y el Congreso, “Washington tiene gran capacidad de influir en los mercados energéticos” y no debe subestimarse a ciudades, empresas y consumidores en la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero. También puso en duda la generación de empleos y bonanza económica con las energías sucias.
Algo que Bloomberg conoce muy bien es el papel que tienen ciudades para bajar las emisiones, pues al mejorar la calidad del aire se convierten en lugares más atractivos para vivir, trabajar e invertir.
Quizá por ello los gigantes tecnológicos Apple, Google y Microsoft, así como otras empresas como Amazon, ya salieron a decir que continuarán con el compromiso de invertir y utilizar energías limpias para luchar contra el cambio climático.
Y para alimentar el optimismo, varias naciones fijaron su postura para seguir impulsando los esfuerzos en esta guerra, entre las que destacan China —en una de esas y hasta se convierte en el líder—, India y la Unión Europea.
Sin embargo, algo nada positivo es lo que dio a conocer The Washington Post hace unos días, el despido de 25% de los empleados de las agencias ambientales, un mayor recorte al presupuesto y desechar más de 50 programas, como el de control de plaguicidas y cooperación ambiental con México y Canadá bajo el Tratado de Libre Comercio de América del Norte.
Sí, el panorama pinta de la tiznada... Aumento del nivel del mar, sequías y huracanes más mortales, así como extinción de especies. Sólo queda pedir que el resto del mundo no se quede en la contemplación, pues nuestro presente y futuro está en manos de ignorantes y potenciales ecocidas.
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