Russia's actions in Ukraine have an unexpected ally in sectors of the U.S. electorate, dubious of further military interventions abroad.
Uncertainty is especially prevalent among Republicans, spurred by accusations that President Joe Biden cares more for Ukraine's borders than his own.
Divisive opinions, upcoming legislative elections and what could be defined as international fatigue among the American people undoubtedly have an impact on Washington’s stance toward Kyiv. And, indeed, it’s a test of one of Biden’s promises: to return the United States to a position of international leadership.
The idea of intervening on behalf of Ukraine to defend it against a possible Russian invasion faces rejection from a section of the Republican Party, traditionally the "hardline" party that stood against the Soviet Union, which, when it dissolved in 1991, gave birth to the current Russian Federation.
According to a poll by the Pew Research Center, 49% of Americans consider Russia a “competitor” of the United States and 41% see it as an “enemy.” For 7%, Russia is a “partner” to their country.
Almost half of Republicans and those who lean Republican view Moscow as a “rival,” while 39% would call it an “enemy.” Among Democrats the proportion is reversed; 49% see it as a “competitor” and 43% view it as an “adversary.”
The fact is that each day, according to the online newspaper Axios, “Any assistance President Biden provides to Ukraine could grow instantly into an ideological war back home.”
Biden dismissed the idea of sending troops to Kyiv. Instead, he sent military aid worth $200 million of U.S.-made weapons to Ukraine and promised “unprecedented” sanctions if Vladimir Putin’s government invades the former Soviet republic. The U.S. also began preparations to provide military support to allies of NATO in Eastern Europe.
Domestic support is questionable, and Republicans seem reluctant for their country to confront Russia on behalf of Ukraine. According to the American political media, many presumed Republican candidates who have promised not to intervene in any potential conflict in Ukraine express, and stoke, anti-interventionist sentiments in the party.
An explanation could be found in the feelings of frustration with the long wars in Afghanistan and Iraq, and former President Donald Trump’s personal sympathies toward Russia and Putin.
Nonetheless, there is a Republican sector, defined as traditionalist and centered in the Senate, which seems to agree with the policy of containing Russian ambition. This domestic debate does little to help Biden's foreign policy and accentuates the growing debate over his stated resolution to restore increasingly questioned U.S. leadership in the world.
EU, Rusia y Ucrania: liderazgo cuestionado
Las acciones rusas en Ucrania tienen un aliado inesperado en sectores del electorado estadounidense, dudoso de nuevas intervenciones militares en el exterior.
La incertidumbre es especialmente fuerte entre los republicanos, azuzados por acusaciones de que el presidente Joe Biden se preocupa más por las fronteras de Ucrania que por las de EU.
La división de opiniones, la proximidad de las elecciones legislativas y la que podría definirse como fatiga internacional de los estadounidenses, tienen sin duda un impacto en la postura de Washington en torno a la situación de Kiev.
Y de hecho, es una prueba para una de las promesas de Biden, la recuperación del liderazgo internacional estadounidense.
La idea de intervenir a favor de Ucrania para defenderla de una posible invasión rusa enfrenta el rechazo de una parte de los republicanos, que tradicionalmente fueron el partido de "línea dura" contra la Unión Soviética, que al disolverse en 1991, dio origen a la actual Federación Rusa.
De acuerdo con una encuesta del Centro Pew de Investigación, 49% de los estadounidenses considera a Rusia como un "competidor" de Estados Unidos y 41%" la ven como "enemigo". Para 7%, es un "socio" de su país.
Casi la mitad de los republicanos y prorepublicanos ven a Moscú como "rival", mientras que 39% la califica como "enemigo". Entre los demócratas la proporción es inversa; 49% la ven como "competidor" y 43% como "adversario".
El hecho es que, hoy por hoy, de acuerdo con el diario electrónico Axios, "cualquier ayuda que el presidente (Joe) Biden brinde a Ucrania podría convertirse instantáneamente en una guerra ideológica en casa".
Biden descartó mandar tropas a Kiev. A cambio, envió ayuda militar por 200 millones de dólares en armamento fabricado en Estados Unidos a Ucrania, y prometió sanciones "sin precedentes" si el gobierno de Vladimir Putin invade la antigua república soviética. También inició preparativos para apoyar militarmente a los aliados de la Organización de Tratado del Atlántico Norte (OTAN) en Europa del Este.
El apoyo interno es cuestionable y los republicanos parecen muy poco favorables a que su país enfrente a Rusia por Ucrania.
Según la prensa política estadounidense, muchos presuntos candidatos republicanos que prometen no ayudar en ningún conflicto potencial en Ucrania reflejan, y avivan, sentimientos antiintervencionistas en ese partido.
La explicación estaría en la frustración con las largas guerras en Afganistán e Irak, y en las simpatías personales del expresidente Donald Trump hacia Rusia y Putin.
Con todo, hay un sector republicano, definido como tradicionalista y centrado en el Senado que, sin embargo, parece de acuerdo con la política de contener las ambiciones rusas.
El debate interno ayuda muy poco a la política exterior de Biden y acentúa el creciente debate sobre su propósito declarado de restaurar el cada vez más cuestionado liderazgo estadounidense en el mundo.
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