Un mártir de la libertad
El padre de James Foley, el periodista estadounidense que fue degollado en Siria o Irak por un sicario del movimiento terrorista Estado Islámico — y la ejecución exhibida en un vídeo difundido en todo el mundo—, calificó a su hijo como “un mártir de la libertad”. Y la madre del periodista mártir dijo que su hijo le recordó a Jesús.
James Foley, periodista de 40 años, fue secuestrado en Siria hace dos años cuando trabajaba como freelance para varios medios de comunicación. Pero Foley no ha sido el primer periodista y seguramente no será el último en perder la vida ejerciendo su trabajo en los convulsos países del Oriente Medio y otras partes del mundo. Según la ONG internacional Periodistas sin Fronteras, desde 1992 hasta finales del año pasado en Irak habían muerto 165 reporteros, unos a cuenta de la derrocada dictadura de Saddam Hussein y otros de la insurgencia islamista. En Siria, 69 periodistas han perdido la vida desde abril de 2012, cuando estalló la guerra civil que ha causado más de 190 mil muertos, según la ONU. En general, 1,070 periodistas han sido ultimados desde 1992, en diversos lugares del planeta.
Sin embargo el impacto de la muerte de James Foley ha sido mayor, tanto por la forma extremadamente inhumana de su asesinato como también por el mensaje que ese terrible hecho conlleva para el mundo democrático.
Estado Islámico (EI) es la agrupación terrorista más poderosa y despiadada de todas las que hubo hasta ahora, peor que la misma Al Qaeda que fue creada por el extinto Osama Bin Laden. El objetivo del EI no solo es conquistar todos los países del Medio Oriente para establecer un solo Califato Islámico absolutista y medieval. También pretende imponerlo en todos los países islámicos o con fuerte presencia musulmana del Asia del Sur y el Sudeste Asiático. Pero además, el Estado Islámico prepara la realización de grandes actos terroristas en Estados Unidos y Europa Occidental. El hecho de que el asesino de James Foley hablara en el vídeo de su ejecución con un perfecto inglés británico, es un aviso de que los terroristas del EI provienen y están también en Europa y Estados Unidos.
Según medios de prensa de Alemania, el Estado Islámico planea atentados contra diversos objetivos en ese país, incluyendo un depósito de armas atómicas de Estados Unidos. Mientras que la periodista Mariam Karouni, de la agencia británica de prensa, Reuter, advierte en una crónica que “el grupo islamista podría contar con cientos o miles de extranjeros con pasaporte occidental a los que puede recurrir para que cumplan sus amenazas” en cualquier país de Europa y América del Norte.
Al parecer Estados Unidos ha comenzado a despertar de su letargo y a reconocer la amenaza del Estado Islámico. Por eso ha bombardeado posiciones de ese ejército terrorista en Irak, aunque solo para salvar a miles de cristianos y creyentes de la religión yazidi que son amenazados con el exterminio. Pero después de la ejecución de Foley, el presidente Obama aseguró que “un grupo como el Estado Islámico no tiene cabida en el siglo XXI” y prometió que EE.UU. lo enfrentará como se debe.
Está obligado a hacerlo. La seguridad de Estados Unidos y de todo el mundo libre y democrático está en juego. Y con terroristas como los del Estado Islámico no se puede andar con contemplaciones, porque ellos están dispuesto a lo peor y no son capaces de sentir piedad por nadie.
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