Trump y el juicio político
El impeachment puede tener efecto sobre otros temas de la agenda pública. Vienen tiempos movidos, con anuncios y mensajes que calentarán el ambiente y pueden ocasionar daños reales.
La noticia sorprendió a todo el mundo, se conoció en medio de la Asamblea General de Naciones Unidas que los demócratas, liderados por Nancy Pelosi, hicieron una solicitud formal de destitución (impeachment) contra el presidente Trump. De tiempo atrás se conocía esa forma de hacer política involucrando a los gobiernos extranjeros, pero en esta ocasión la evidencia resultaba contundente y, a juicio de los demócratas, demostraba que Trump podría estar utilizando la política exterior de Estados Unidos en su beneficio y eso debía llevar a su destitución. A lo que Trump respondió que él no había hecho nada ilegal.
Una vez surtido el paso de la petición formal, la Cámara de Representantes, en juicio político, debe votar sobre la petición de destitución utilizando las pruebas disponibles que parecen muy sólidas. En efecto, la transcripción de las llamadas y el análisis de un experto sobre ellas, que se sospecha es un agente de la CIA, son un indicio fuerte de la presión de Trump al presidente de Ucrania para que investigara al hijo del precandidato demócrata a la presidencia Joe Biden, miembro de la junta directiva de una empresa de ese país. Con la mayoría demócrata en la Cámara es muy probable que la petición de destitución sea votada a favor.
En el Senado las cosas serán a otro precio. La mayoría de los senadores son republicanos y, aunque se ha especulado que veinte de ellos podrían votar contra Trump, lo más probable es que no se alcance el 67% de los votos que se requiere para destituir al presidente. El partido republicano sigue apoyando a su presidente y, en esas condiciones, es muy posible que no le pase nada a Trump, como en el pasado, cuando dos presidentes sometidos a juicio político no fueron destituidos.
El temor de muchos analistas es que en medio del proceso de destitución suba la tensión política. Del proceso están pendientes todos los estadounidenses y ya están divididos en su opinión sobre la destitución, según los sondeos. La polarización se irá profundizando con los juicios políticos y todo puede pasar, incluso que Trump saque provecho del proceso de destitución y, al escapar de una condena en el Senado, obtenga la prueba suprema de su inocencia, con lo cual aseguraría el apoyo popular para su reelección.
En ese ambiente tan politizado los partidos corren el riego de salir perjudicados. Sus seguidores serán influenciados por las noticias que salgan del proceso de destitución, los cuales en el pasado se han caracterizado por ser impredecibles, en medio de un gran movimiento mediático. Trump seguramente querrá agitar a sus seguidores para renovar su apoyo y la temperatura subirá. Los demócratas enfrentan el riesgo de salir perdiendo con lo que está pasando, y su cálculo político les puede fallar. El proceso de destitución entró definitivamente en las campañas primarias demócratas y en las generales.
El impeachment puede tener efecto sobre otros temas de la agenda pública, ya sea porque concentre la atención sobre él y consuma todo el oxígeno de Washington que se requiere para aliviar las necesidades internas, o porque interfiera en negociaciones en marcha como, por ejemplo, la comercial con China, donde el recurso de buscar el aplauso de la tribuna con bravuconadas puede hacer mucho daño. Vienen tiempos movidos, con anuncios y mensajes que calentarán el ambiente y pueden ocasionar daños reales.
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