The border wall with Mexico raises its head again as a political problem on U.S. soil
More than anything else, two matters associated with Mexico appear to be political determinants in the U.S. Congress.
The border wall with Mexico is raising its head again as a political problem, while the path seems to be paved for ratifying the new agreement between the United States, Mexico and Canada in Congress.
Controversy surrounding the financing of President Donald Trump's proposed border wall could be, like last year, the crux of a legislative dispute, despite the intention to prevent a temporary government shutdown, like the one that lasted 35 days between December 2018 and January 2019.
Almost three years after the start of his presidency, Trump remains committed to building the border wall, a cornerstone of his 2016 election campaign as well as his current one. For the first two years, his budget requests for the wall were dismissed by a Congress controlled entirely by Republicans. Today, at least, the Democratic opposition has a majority in the House of Representatives, and the resulting clash keeps the request for budget funds at a standstill; so much so that U.S. government workers admitted last week that the bulk of new border construction has been the renovation of preexisting fence segments.
Trump has stressed his intention to continue the fence's construction and alleged national security concerns in order to divert resources designated to other projects. But that measure has led to other lawsuits for a variety of issues, from environmental impact to land ownership.
Legislative approval of the budget is unlikely, but this time, there seems to be an intent to set the issue aside to prevent it from becoming a major obstacle. In contrast, U.S. ratification of the new commercial agreement between the U.S., Mexico and Canada, in place of the existing North American Free Trade Agreement, now looks possible before the end of the year.
According to Democrat House Speaker Nancy Pelosi, an agreement with the White House around the wording of the trade pact is “imminent” and could happen before the end of the month, which would allow its passage to the Senate and formal ratification.
In both cases, domestic policy interests are at stake.
First, the problem faced by Trump’s administration is largely a result of the diversion of predetermined resources to other projects of interest to legislators. The second problem involves the Democratic desire not to drive away moderate sectors that benefit from regional trade.
If, in the first case, there is a reluctance to invest billions of dollars in a wall that experts consider useless, in the second it’s all about carrying out an agreement that, according to The Washington Post, is in the best interest of the country and, above all, the stability of the regional economy.
México en política doméstica de EEUU
El muro en la frontera con México surge de nuevo como un problema político en suelo estadounidense
Más allá de cualesquier otros temas, dos asuntos vinculados con México se presentan ahora como determinantes políticos en el Congreso estadounidense.
El muro en la frontera con México surge de nuevo como un problema político, mientras que el camino parece allanarse para la ratificación este año del nuevo Tratado México-Estados Unidos-Canadá en el Congreso estadounidense.
La polémica en torno al financiamiento de la valla fronteriza propuesta por el presidente Donald Trump podría ser, como el año pasado, el eje de una disputa legislativa aún pese a la intención de evitar que lleve al cierre temporal de gobierno, como ya ocurrió por 35 días entre diciembre de 2018 y enero de 2019.
A casi tres años de iniciada su Presidencia, Trump sigue empeñado en construir su muro fronterizo, un tema clave de su campaña electoral de 2016 y otra vez este año. Los dos primeros años, sus solicitudes presupuestales para el muro fueron descartadas por un Congreso que los republicanos controlaban totalmente. Ahora, la oposición demócrata tiene mayoría en la Cámara baja y el choque resultante mantiene en parálisis por lo menos la petición de fondos del presupuesto. Tanto, que de hecho funcionarios de gobierno estadounidense admitieron la semana pasada que el grueso de nueva construcción fronteriza ha sido para renovar segmentos de valla existentes.
Trump ha subrayado su intención de seguir con la construcción de la valla, y con alegó “seguridad nacional” para desviar recursos destinados a otros proyectos, pero esa medida llevó a demandas judiciales por una variedad de temas, desde impacto ambiental hasta propiedad de la tierra.
La aprobación legislativa de presupuesto no está en lo probable, pero esta vez parece haber la intención de dejar el tema de lado para evitar que se convierta en un obstáculo mayor. En contraste, la ratificación estadounidense del nuevo acuerdo comercial entre Canadá, Estados Unidos y México, en lugar del aún vigente Tratado Norteamericano de Libre Comercio (TLCAN), parece ahora posible antes del final del año.
De acuerdo con la demócrata Nancy Pelosi, presidenta de la Cámara baja, un acuerdo con la Casa Blanca en torno al texto del acuerdo sería “inminente” y puede ocurrir antes de fin de mes, lo que permitiría su paso al senado y su ratificación formal.
En ambos casos lo que está en juego son intereses de política doméstica.
En el primero, el problema del gobierno Trump está en buena medida en la desviación de recursos predestinados a otros proyectos de interés para legisladores; en el segundo, el deseo demócrata de no alejar a sectores moderados que se benefician del comercio regional.
Y si en el primer caso hay renuencia a invertir miles de millones de dólares en un muro que los expertos consideran como inútil, en el segundo se trata de llevar adelante un acuerdo que según The Washington Post está en el interés del país y sobre todo, la estabilidad de la economía regional.
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