Trump Ruins the New Year

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Donald Trump logró que los tradicionales propósitos de Año Nuevo, como perder peso, terminar la tesis, buscar una nueva chamba, visitar más a la familia, se archivaran en un santiamén y que el nuevo propósito colectivo sea sobrevivir a la Tercera Guerra Mundial, que se convirtió en Tendencia Dominante.  Donald es un villano de alcance planetario. 

Amagar con emprender una guerra como estrategia de campaña electoral no es una novedad en Estados Unidos.  Hasta películas sobre esta burda maniobra se han filmado. No por eso deja de ser un juego diabólico que puede terminar mal con cientos, quizá miles, de víctimas inocentes. Donald Trump quiere consolidar el apoyo electoral de la basura blanca que vota por él y asustar a los demás con el petate de una guerra inminente en el Oriente Medio que podría, en caso de estallar, traer consecuencias funestas para la humanidad.

Como el peligro es tan grande para todos, Trump confía en que nadie se anime responderle como se merece por temor a que una escalada abra la brecha hacia la Tercera Guerra Mundial. Me tocó escuchar a Vladimir Putin recordar aquello de que nadie sabe qué armas se usarán en la Tercera Guerra Mundial, pero la cuarta se peleará con palos y piedras, pues la civilización habrá colapsado. Por eso la idea no es jugar con fuego, porque puede desatarse una conflagración que después sea difícil de controlar. Pero a Trump y sus asesores satánicos eso les tiene sin cuidado. Ellos van por eludir el juicio político y quedarse cuatro años más en la Casa Blanca.

La ejecución del general iraní en el aeropuerto de Irak prendió los focos de alerta, elevó el precio del petróleo y tensó la situación en sitios estratégicos para el comercio mundial de hidrocarburos, lo que son malas noticias para la economía internacional que arranca el año, gracias a Trump, con el pie izquierdo. Irán, dicen los cables internacionales, está evaluando sus opciones de revancha mientras varios países ya le piden que se tranquilice antes de responder. Lo cierto es que se abrió la puerta para una escalada de ataques terroristas que pueden ocurrir en cualquier parte del mundo, incluido México. Estos ataques pueden ser operados por grupos terroristas del Oriente Medio o por agentes al servicio de la CIA para justificar represalias planeadas con antelación. Es un juego de simulaciones de alto riesgo.

Estados Unidos juega con fuego porque Irán no es Irak. Irán tiene un Ejército de más de medio millón de efectivos, incluidas las Guardias Revolucionarias Islámicas, tiene capacidad para controlar el Estrecho de Ormuz, y tiene más misiles que ningún otro país del Oriente Medio. Nada comparado con EU, claro,  pero sí con suficientes armas para causar daño. Tiene además apoyo de Rusia, que no quiere meterse de manera directa pero sí puede dar armas y apoyo logístico a los iraníes. Los más peligrosos no son, sin embargo, los ejércitos regulares, sino los grupos terroristas que deambulan por el mundo.

En estos días ya salió la noticia de que el general asesinado había buscado a los Zetas para hacer maldades. Con seguridad es una noticia falsa, pero muestra que México no está al margen del conflicto. Por cierto, México venderá más caro su petróleo, pero comprará más caro la gasolina. Ya veremos si la jugarreta de Trump le da los resultados electorales que busca, por lo pronto los fabricantes de refugios nucleares ya se frotan las manos. El miedo es un espléndido negocio.

 

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