El asesinato del Gral. Suleimani ha sido como echar gasolina a un incendio que arde desde hace mucho tiempo.
El asesinato, el viernes pasado, del general iraní Qassim Suleimani, el segundo hombre más poderoso del país islámico, ha puesto nuevamente a la conflictiva región de Medio Oriente al borde de una guerra que fácilmente puede escalar hasta hacerse global. Mientras el Presidente de Estados Unidos se felicita por la hazaña, Irán decidió abandonar el acuerdo nuclear de 2014.
Para especialistas, analistas y comentadores citados en diferentes medios de comunicación internacionales, es poco claro si la decisión del Mandatario estadounidense es un acto impetuoso de autocomplacencia o, probablemente, un intento calculado de enterrar sus problemas políticos internos, agudizados por el avance de la investigación sobre su intento de extorsionar al Presidente de Ucrania. También están de acuerdo en que, cualquiera sea la razón precisa, el acto en sí es irreversible y tendrá graves consecuencias.
Aunque la primera respuesta oficial provino del Presidente de la República Islámica de Irán, quien publicó en su cuenta de Twitter que “sin duda, el pueblo de Irán se vengará de este horrible acto criminal”, secundado por su embajador ante las Naciones Unidas, quien desde Nueva York calificó el asesinato de Suleimani como “un acto de guerra” y prometió que se enfrentará con “venganza, una dura venganza”, la primera de las consecuencias del ataque es la decisión iraní de suspender el cumplimiento de las “limitaciones finales en el acuerdo nuclear”, cuyo propósito era evitar que Teherán desarrolle armas nucleares. La decisión incluye retomar el enriquecimiento de uranio, la producción, la investigación y la expansión del programa nuclear iraní.
El general Suleimani era considerado la persona más importante en Irán después del ayatolá Jamenei. Y entre la élite política y militar estadounidense se lo considera el responsable de miles de muertes de soldados de ese país en las últimas décadas, además de ser uno de los principales gestores de la resistencia de Irak. De ahí que para algunos analistas es muy probable que el terrorismo político árabe reaparezca en las siguientes semanas.
Probablemente consciente de la gravedad de su decisión, que sorprendió incluso a los jefes militares que la presentaron como una opción entre varias, el Presidente estadounidense anunció vía Twitter que sus fuerzas militares tienen en la mira 52 sitios estratégicos, algunos de gran valor cultural, que serán atacados si se produce alguna forma de retaliación.
Es difícil predecir el curso que podrían tomar los acontecimientos en el corto plazo, habida cuenta, por una parte, que se trata de más gasolina en un incendio que arde desde hace mucho tiempo, y por otra, que el Mandatario estadounidense afirma tener todo bajo control mientras exhibe un comportamiento más bien caprichoso. Finalmente, hay acuerdo entre las élites y el pueblo iraquí en que se debe expulsar a los estadounidenses de ese país y tomar medidas para demostrar que tal ataque no puede ser aceptado.
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