A Risky Future?

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Ya nos hemos referido en este espacio a los análisis y reportes que lleva a cabo Eurasia Group, quizás la empresa más exitosa en el campo del análisis de riesgos políticos. En estos tiempos tan marcados por la incertidumbre, me ha parecido conveniente compartir con mis queridos lectores lo que dicha consultora considera son los principales riesgos en el escenario político internacional para el 2020.

Después de una década de recuperación y globalización tras la crisis de 2008, el año 2020 presenta grandes riegos que no se habían manifestado en una década. Eurasia Group describe un contexto donde los países cierran sus fronteras al comercio y la cooperación. La guerra comercial entre Estados Unidos y China pone en riesgo una de las piezas centrales del sistema económico contemporáneo: las tecnologías de la información. Asimismo, los economistas esperan que la recesión tome fuerza en 2020 y 2021 y prevén que la conflagración comercial y los conflictos políticos puedan romper frágiles equilibrios. En este escenario, Eurasia Group describe diez riesgos globales para 2020.

En primer lugar, la publicación enlista la elección estadunidense 2020. Eurasia Group por primera vez enlista causas internas del sistema político de Estados Unidos como un riesgo global. La incertidumbre sobre el resultado de las elecciones estadunidenses depende de lo que el Congreso decida en relación con el juicio político (impeachment) del presidente Donald Trump. Esto crea un clima de incertidumbre donde antes existía una previsión estable sobre la reelección de Trump. Esta tendencia está acompañada de una pérdida de confianza en las instituciones, sólo 53 por ciento de los estadunidenses piensa que la próxima elección será justa. Asimismo, veremos un Congreso estadunidense más dividido tras las elecciones. 

Como segundo riesgo, la guerra comercial entre Estados Unidos y China puede interpretarse como un gran desacoplamiento tecnológico: el fin de la cooperación para mejorar la tecnología y formar una cadena de valor común. Xi Jinping ha llamado a terminar la dependencia de su país de la tecnología estadunidense, al igual que Donald Trump ha mencionado su intención de reubicar las manufacturas que se han movido a China. Este desacoplamiento afectará a las industrias de tecnologías de la información, que actualmente representan 5 trillones de dólares globalmente. El centro de la disputa en este campo es la tecnología estratégica como semiconductores, computación en la nube y el inicio de redes 5G, elementos que impactan en la seguridad de ambos países. 

Este desacoplamiento tecnológico separará aún más el comercio entre ambos países, los mercados financieros, y el intercambio de talento humano, identificado como el tercer riesgo. El desacoplamiento llevará a una escalada en temas de seguridad y ruptura de cooperación en los mercados, al igual que lleva a cuestionar si realmente existe solución para la guerra comercial. Es probable que el distanciamiento tecnológico se agudice en el futuro. Mientras que, en el corto plazo, la guerra comercial puede escalar en una guerra financiera entre ambos países. 

Como cuarto riesgo, Eurasia Group enlista unas corporaciones multinacionales menos conectadas con los problemas sociales y globales. Éstas no llenarán los vacíos en la gobernanza global liderando áreas como el cambio climático, el alivio de la pobreza y la liberalización del comercio y la inversión. Estas empresas representan más del 50% del comercio mundial, un tercio de la producción y una cuarta parte del empleo. Las reformas regulatorias de los gobiernos nacionales aumentarán los costos de transacción y ejercerán más presión sobre las ganancias. Las más importantes en 2020 serán las políticas de privacidad de datos en Europa, el impuesto digital global de la OCDE y la lista de Entidades poco confiables (Unreliable Entities ­Blacklist) en China.

Como quinto riesgo, la agenda de política social y militar de Narendra Modi en India podría reducir el crecimiento indio a 4.5% en 2020. Modi ha pasado gran parte de su segundo mandato promoviendo políticas sociales sin una orientación clara sobre el desarrollo. Los impactos en 2020 se manifestarán con una polarización interna y en política exterior, pero principalmente como menor crecimiento. Tras su reelección, los esfuerzos por aumentar la capacidad nuclear frente a Pakistán y una agenda más proteccionista derivada de su partido político pueden revertir las ganancias económicas de la administración de Modi. 

Ursula von der Leyen, la nueva presidenta de la Comisión Europea, y el presidente francés Emmanuel Macron comparten una visión más activa sobre el futuro de Europa. Por ejemplo, al regular los monopolios tecnológicos estadunidenses. En el corto plazo, los aranceles a autos europeos por parte de Estados Unidos podrían tener impactos de 9,000 millones de euros, concentrados principalmente en Alemania, pero también en una cadena de valor automotriz distribuida por toda Europa del Este. La Unión Europea podría establecer aranceles retaliatorios ante las amenazas estadunidenses o de Gran Bretaña. 

Las fallas para cumplir con los compromisos ambientales del Acuerdo de París son el séptimo riesgo, porque se agudizarán más los factores del cambio climático. La salida de Estados Unidos del Acuerdo es uno de los primeros signos de poca cooperación. Los costos del cambio climático son aún demasiado difusos para que las empresas globales los adopten. Es posible que los países no puedan prevenir el aumento de 1.5 grados para final de siglo. Por el contrario, llegarán a un umbral de alto riesgo de 2 grados con el ritmo de calentamiento actual. 

Como octavo riesgo, la situación en Irán tras el asesinato de Qasem Soleimani y las reacciones de ambos países activaron las alianzas en la región. Sin embargo, ninguno de los actores desea una escalada del conflicto y Estados Unidos, en específico, busca mantener una posición moderada. Los errores de Obama y Trump en Siria podrían repetirse en el conflicto con Irán con una intervención. Asimismo, en los mercados globales las acciones de Irán ponen en riesgo a Irak, el segundo productor más grande entre los países de la OPEP. 

Como noveno riesgo, el descontento en América Latina puede alterar fuertemente a sus economías. Esta desconfianza reduce la capacidad de los gobiernos para tomar medidas de austeridad. La elección de presidentes anti establishment en Argentina (2019) y Brasil (2018) pone en riesgo las reformas de la estabilidad. En Argentina, el presidente Alberto Fernández fue electo por votantes enojados con las reformas de austeridad de Mauricio Macri. Mientras que, en Chile, las protestas obligaron al presidente Sebastián Piñera a aumentar el gasto social y reformar la Constitución. En México, el presidente Andrés Manuel López Obrador mantiene la popularidad más alta entre los países de la región, pero su promesa de mantener la estabilidad fiscal y aumentar el gasto será difícil de mantener en un ambiente de desaceleración y una menor producción petrolera.

En el décimo riesgo, el gobierno del presidente Recep Tayyip Erdogan ha entrado en un período de fuerte declive de aprobación presidencial. Erdogan ha promovido políticas nacionalistas que han llevado a la confrontación de diferentes facciones de la sociedad. Asimismo, Erdogan utilizará medios poco convencionales para defender la moneda, lo que perjudicará la confianza de los inversionistas. En 2020, los bancos estatales intervendrán en el mercado con ventas de divisas, una cuestión que el mercado financiero castigará. 

Así las cosas, el panorama no es muy halagador y no creo equivocarme si al futuro mundial lo ubicamos como un riesgoso porvenir. Veremos.

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