Desde la irrupción del COVID-19 en la escena global mares de tinta se han derramado para pronosticar el futuro, cómo cambiará la geopolítica, economía, sociedad, comercio, relaciones internacionales y un largo etcétera. La realidad es que lo que hay son demasiadas preguntas para las cuales aventurar una respuesta es quizás especular. Algunas pestes a través de la historia han generado cambios épicos, otras avances en la ciencia y otras simplemente dejaron víctimas sin generar mayores transformaciones.
En seguida algunos de los interrogantes que penden en el horizonte de la corona y cuyas respuestas soló las dará el tiempo.
¿Cuánto durará la crisis del COVID-19 que se expande de manera irregular por el planeta?
¿Habrá rebrotes con mayor o menor virulencia?
¿Qué tanto demorará la vacuna?
¿Qué efecto tendrá el virus sobre las elecciones en Estados Unidos?
¿Venció China definitivamente el virus?
¿Serán suficientes las políticas de los bancos centrales para evitar una catástrofe financiera y social?
¿Cómo antaño ugarán los gobiernos un rol central en la economía a través de nacionalizaciones y restricciones?
¿Se romperá o alterará el orden mundial, lo que quiera que esto signifique?
¿Sobrevivirán Bretton Woods, la OMC, la ONU y su consejo de seguridad?
¿En países de ingreso medio y bajo, causará el virus desordenes sociales y rompimiento del orden público por un posible desborde del desempleo, hambre, colapso en el sistema de salud y desesperanza?
¿Se fortalecerá el Estado de derecho o quedará resquebrajado ante el actual protagonismo recargado de los gobiernos y las medidas de excepción?
¿El “sálvese quien pueda” adoptado por los Estados, cada uno encerrándose en si mismo para solucionar su crisis abre un nuevo paradigma?
¿Las fronteras entre los Estados actualmente cerradas volverán a abrirse una vez el virus desaparezca?
¿Sobrevivirá la Unión Europea?
¿Sé organizará la sociedad alrededor de comunidades solidarias o seguirá dependiendo de papa gobierno?
¿Sé constituirá el estado de salud en parte de la vigilancia estatal sobre sus ciudadanos?
¿Será el fin de la globalización y las cadenas de suministro globales?
¿Estados Unidos y China optarán por un camino colaborativo o confrontacional?
¿Surgirá un mundo más austero, menos obsesionado con el consumismo y la ostentación?
¿Habrá una transformación de los roles sociales privilegiando unas profesiones y oficios y desvalorando otros?
¿Actividades, reuniones, juntas , conferencias y convenciones que migraron a la red volverán a su antiguo ser?
¿Serán los centros de convenciones nuevos elefantes blancos, monumentos para ser mostrar en cien años como los castillos medievales?
¿Volverá la gente a acudir a eventos masivos o migrarán estos a la red en un nuevo formato?
¿Qué tanta xenofobia producirá la crisis?
¿La ciencia le ganará la batalla a la política?
¿Mantendrá el cambio climático su lugar en la agenda internacional o será relegado el fondo del cajón?
¿Cómo quedará la aviación comercial?
¿Está el mundo en suspensión animada y todo seguirá igual a como estaba antes?
Preguntas, tan solo preguntas.
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