¿Cómo es que el país más poderoso, más rico, supuestamente más democrático y avanzado del mundo, acepta el luto constante, las masacres y tiroteos masivos como rutina y algo de la vida diaria? ¿Cómo fue que se convirtió en un lugar donde hay más posibilidades de morir si uno está en la escuela, la iglesia, el cine o el supermercado, que en una zona de guerra?
La respuesta está en las armas. Este es el único país del mundo donde hay más armas que gente. Aquí conviven 335 millones de habitantes con casi 400 millones de armas. Hay 120.5 armas por cada 100 personas.
En promedio se da un tiroteo masivo por día. Ya no hay sitios donde uno esté a salvo de morir baleado. En los últimos cinco años las masacres han sido en bares, conciertos, prácticas deportivas, bibliotecas, centros nocturnos y hasta en hospitales, como el ocurrido, sin ir más lejos, este miércoles en el Hospital Saint Francis de Tulsa, Oklahoma, con un saldo de cuatro muertos.
El terrible episodio la semana pasada en Uvalde, Texas, donde un joven de 18 años entró a una primaria y dió muerte a dos maestras y 19 niños de entre 9 y 10 años de edad, a los que les disparó en la cara dejándolos irreconocibles, ha vuelto a poner de relieve la necesidad de más control.
Pero igual se habló en 2014 cuando 21 menores murieron en una escuela en Connecticut. Entonces no hubo cambios y tampoco los habrá ahora. Los políticos temen proponer nuevos reglamentos porque eso enojaría a sus electores.
No les importa que la violencia de las armas sea la principal causa de muerte en la población de menos de 18 años. Este país se está suicidando. Las armas lo están dejando sin futuro.
El tipo de violencia con armas de fuego que se ve en Estados Unidos no sucede en países avanzados, al menos no con la misma frecuencia. En 2020, último año del que se tienen datos, 45 mil 222 personas murieron a causa de una arma, ya sea asesinato o suicidios. En Japón por ejemplo, con un tercio de la población, solo hubo 13.
De 1969 a 2017 un millón y medio de personas murieron a causa de las armas. Más que el número de soldados estadounidenses muertos en conflictos bélicos desde la Guerra de Independencia en 1775.
Zero no se hace nada al respecto. Y no solo por culpa de los derechistas y de la poderosa Asociación Nacional del Rifle, sino porque esta es una nación con una historia donde las armas han abundado siempre. El país fue fundado a punta de rifle, primero en la insurrección contra los invasores británicos y después ante la violencia de los colonizadores armados en el llamado Viejo Oeste.
Quienes se oponen a mayor control alegan que sería una violacion al derecho constitucional de estar armados, derecho que en algunos estados como Iowa, se extiende hasta a los ciegos. Para los estadounidenses las armas representan el corazón y la identidad de su país. Pocos entienden que también es su desgracia.
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