La posible realidad de que América del Norte esté gobernada por líderes populistas, plantea posibles desafíos para la cooperación trilateral
A veces, resulta difícil resistir a la tentación de especular y el momento actual en América del Norte es uno de esos. Hace un par de semanas, Estados Unidos y Canadá celebraron una cumbre, poco después de que Claudia Sheinbaum fuera electa presidenta de México, impulsada por el aún mandatario Andrés Manuel López Obrador. Los asistentes al encuentro estadounidense-canadiense enfrentaron lo que el analista geopolítico Ian Bremer, del Eurasia Group, consideró como “una posible nueva realidad: ¿Qué pasaría si toda América del Norte estuviera gobernada por populistas?”es una posibilidad que no está del todo fuera de lugar.
De entrada, por ejemplo, se espera que Sheinbaum siga los pasos populistas de su predecesor. Ella misma ha dicho
que continuará la obra de AMLO, o lo que llama “el segundo piso” de la 4T (Cuarta Transformación). En Estados Unidos, aunque aún faltan meses y muchas vueltas para lo que se espera sea una elección reñida, Donald Trump tiene muchas posibilidades de ganar la Casa Blanca.
En Canadá, Pierre Poilievre, que ascendió al liderazgo del Partido Conservador como campeón de una huelga de camioneros que ocupó Ottawa en enero de 2022, tiene ventaja en las encuestas de cara a las elecciones federales de octubre de 2025. Cierto que falta mucho tiempo, más de un año y que eso, es una eternidad en política. Más aún, el primer ministro, Justin Trudeau es tan aguerrido como Poilievre. Pero por lo pronto, algunas de las propuestas políticas del premier canadiense, como la descriminalización parcial de algunas drogas, han tenido resultados negativos que se han reflejado en la popularidad del mandatario, al que su adversario conservador no dudó en calificar públicamente como “chiflado”.
En Estados Unidos, se cree que un segundo mandato de Trump intensificará las políticas populistas de extrema derecha observadas en 2016. La semana pasada visitó el Capitolio, la sede del Congreso estadounidense, por primera vez desde el 6 de enero de 2021, para discutir una posible agenda legislativa para 2025 y continuar presionando. El 6 de enero de 2021, fue cuando miles de partidarios Trumpistas ocuparon el edificio sede del Congreso estadounidense para tratar de evitar que el demócrata Joe Biden fuera certificado como ganador de las elecciones del 5 de noviembre de 2020.
Trump ha propuesto la idea de imponer una “política totalmente arancelaria” que permitiría a Estados Unidos eliminar el impuesto sobre la renta, una medida hoy retórica pero que haría difícil la vida de Sheinbaum y (posiblemente) Poilievre, cuando se sienten a la mesa para examinar el acuerdo de comercio trilateral -T-MEC- en 2026. En el pasado, durante el primer gobierno de Trump (2016- 2020), los jefes de gobierno de Canadá y México hicieron causa común para convencer al estadounidense de mantener límites a sus demandas. Y nadie está seguro de si habría comunidad o no de las partes.
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