(Fictional) Female US Presidents We Remember

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Las recordadas presidentas de Estados Unidos (según la ficción)

La elección de Kamala Harris como vicepresidenta fue un hito histórico, pero también resaltó la contradicción persistente: mientras la ficción ha imaginado a mujeres líderes por décadas, la realidad apenas comienza a aceptar esa posibilidad. Esta vez, ¿la realidad acabará imitando a la ficción?

A un mes de la elección presidencial estadounidense, la competencia entre el exmandatario Donald Trump y la vicepresidenta Kamala Harris sigue muy estrecha, al punto que las encuestas aún no ofrecen ventajas que superen el margen de error de los propios sondeos (en torno al 3%).

Si Trump gana, se convertirá en el segundo presidente en la historia de Estados Unidos en obtener un segundo mandato no consecutivo. El primero fue el demócrata Grover Cleveland, quien gobernó el país entre 1885 y 1889, pero perdió la reelección de 1888 frente a Benjamin Harrison. No obstante, se repostuló en 1892 y obtuvo otro periodo entre 1893 y 1897.

Sin embargo, si Kamala Harris gana la elección, marcará un momento histórico mucho más relevante, al ser la primera mujer en llegar a la presidencia de EE.UU., además del hecho de ser hija de una madre india y un padre jamaicano.

Desde hace décadas, la cultura popular de Estados Unidos ha sido pionera en imaginar mujeres como presidentas del país, presentándolas en novelas, películas y series de televisión. En la pantalla, mujeres fuertes han ocupado la Casa Blanca, enfrentando crisis, tomando decisiones cruciales y liderando con determinación.

Series como Commander in Chief (2005-2006), con Geena Davis interpretando a la presidenta Mackenzie Allen, y Veep (2012-2019) con Julia Louis-Dreyfus, como la caótica pero astuta Selina Meyer, han mostrado a mujeres en el centro del poder político.

En 24, Cherry Jones interpretó a la presidenta Allison Taylor durante las temporadas 7 y 8, enfrentando diferentes crisis internacionales, mientras que en Supergirl, Lynda Carter (la recordada actriz de la serie televisiva La Mujer Maravilla) encarnó a Olivia Marsdin, una presidenta con un secreto alienígena.

La literatura no se ha quedado atrás. Por ejemplo, Jeffrey Archer imaginó a Florentyna Kane como la primera presidenta en su novela The Prodigal Daughter (1982), secuela de la exitosa Kane y Abel.

Muchos años después, le sigue President Charlotte Kramer – Madam President, novela escrita por Nicolle Wallace, una exasesora de la Casa Blanca, que nos muestra a Charlotte Kramer como la presidenta de los Estados Unidos, mientras la trama sigue su vida y carrera, al tiempo que lidia con una crisis internacional.

Por su parte, Ken Follett, en su reciente thriller Nunca (2021), presentó a Pauline Green, una presidenta luchando contra una crisis global que amenaza con desencadenar una guerra mundial.

En el cine también hay películas en esta línea. Un caso es la comedia Kisses for My President (1964), en la que Polly Bergen interpreta a Leslie McCloud como la primera presidenta de EE.UU., mientras su marido lidia con el rol de ser el “primer caballero”.

Y en Avión Presidencial (1997), Glenn Close interpreta a la vicepresidenta Kathryn Bennett, quien asume un papel crucial durante el secuestro del Air Force One mientras el mandatario (interpretado por Harrison Ford) está a bordo.

En la cinta, Bennett no llega a asumir formalmente la presidencia, sin embargo, se enfrenta a una intensa presión por parte de algunos miembros del gobierno y militares que intentan invocar la 25 enmienda de la Constitución de EE.UU., que permite transferir temporalmente los poderes presidenciales al vicepresidente en caso de incapacidad del mandatario para ejercer su cargo.

Obviamente, tampoco podemos dejar de mencionar la serie animada Los Simpsons, que proyectó a Lisa Simpson como presidenta en un futuro satírico, consolidando la idea de que las mujeres en el liderazgo político es un camino inevitable.

Sin embargo, la realidad ha sido muy diferente. Estados Unidos, un país que se enorgullece de ser pionero en muchas áreas, aún no ha logrado llevar a una mujer a la presidencia.

A lo largo de su historia, solo ha habido un intento realmente serio de una mujer para la Casa Blanca: Hillary Clinton, quien en 2016 se convirtió en la primera candidata presidencial del Partido Demócrata en la historia de EE.UU.. Clinton ganó la votación popular por más de 3 millones de votos, pero perdió el Colegio Electoral ante Donald Trump, lo que dejó a muchos con la sensación de que la barrera del género en la presidencia aún sigue siendo difícil de derribar.

A pesar de que Clinton fue un paso significativo, la resistencia cultural y política sigue siendo palpable. Antes de ella, mujeres como Shirley Chisholm, quien fue la primera afroamericana en postularse para la nominación presidencial del Partido Demócrata en 1972, y Geraldine Ferraro, quien en 1984 fue nominada por el candidato presidencial demócrata Walter Mondale como su compañera de fórmula, abrieron el camino para un liderazgo femenino a nivel nacional.

La situación actual parece mostrar progresos graduales. En 2020, la elección de Kamala Harris como vicepresidenta fue un hito histórico, pero también resaltó la contradicción persistente: mientras la ficción ha imaginado a mujeres líderes por décadas, la realidad apenas comienza a aceptar esa posibilidad. Esta vez, ¿la realidad acabará imitando a la ficción?

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