Violence and Fear Rear Their Heads

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La paridad en encuestas refleja la profunda polarización en Estados Unidos y no se descarta un posible empate

Las elecciones estadounidenses, el 5 de noviembre, están “a la vuelta de la esquina” en lo que aparece en las encuestas como un práctico empate técnico, sin que haya una clara ventaja para alguno de los candidatos presidenciales.

Hablar en este momento de quien, entre la vicepresidenta y candidata demócrata Kamala Harris y el expresidente republicano Donald Trump, pueda ser ganador, resulta esencialmente un ejercicio de fé personal.

Pero ahora viene lo que en Estados Unidos se llama “la sorpresa de octubre”, un evento por lo pronto sin especificar, que pueden ir de revelaciones sobre uno de los candidatos a un desastre natural que cambie la percepción de los votantes.

A reserva de que suceda, tal vez la “sorpresa” de octubre sea lo que se necesita para definir una carrera que se encuentra esencialmente empatada.

En las recientes encuestas, el grupo FiveThirtyEight consideró que “resulta revelador que el último pronóstico de las elecciones presidenciales de 538 le dé a Harris la mínima ventaja sobre el Trump: gana en 57 de las 100 simulaciones, lo que prácticamente hace que la carrera sea una moneda al aire”.

Peor aún, mientras comenzaron ya a llegar los votos emitidos por correo, en ausencia, se espera que el recuento pueda prolongarse varios días más allá del día de las elecciones, sobre todo, en los estados divididos que pueden inclinarse por uno u otro lado.

“En los estados indecisos (Wisconsin, Arizona, Nevada, Michigan, Pensilvania, Georgia y Carolina del Norte), los márgenes en la carrera por la Presidencia podrían ser más estrechos esta vez (que en 2020)”, afirmó Axios.

Según las encuestas, los llamados estados bisagra están “al filo de la navaja”.

De acuerdo con FiveThirtyEight, en los promedios de encuestas estatales, “Harris lidera por alrededor de uno a dos puntos en Michigan, Nevada, Pensilvania y Wisconsin, Trump tiene una ventaja de aproximadamente un punto en Arizona y Georgia, mientras que Carolina del Norte está esencialmente empatada”.

En Arizona y Georgia, por ejemplo, la ventaja del ahora presidente Joe Biden en 2020 fue de menos de 12 mil votos en cada estado, por debajo de 0.5% del voto en cada uno de ellos. Y en ese sentido los votos de ausentes bien pueden encontrarse, como ya ocurrió en 2020, en el centro de dudas y conspiraciones.

Algunos han comenzado a preocuparse por la posibilidad hasta de un empate en el Colegio Electoral, compuesto por 538 votantes, ya que, teóricamente al menos, es posible que ambos queden con 269 votos cada uno.

Ese sería tal vez el menor de los problemas, toda vez que según la ley, en caso de empate la elección recaería en la Cámara de Representantes (diputados).

Pero es improbable que Trump acepte un resultado que no lo favorezca, y de hecho al menos varios expertos han evocado la posibilidad de que el expresidente se declare triunfador la misma noche del 5 de noviembre aunque el conteo de votos no haya terminado.

Por lo pronto, los republicanos han presentado más de 100 demandas contra varios procedimientos electorales de 2024, y la campaña de Harris le dijo The New York Times que su equipo legal electoral es 10 veces más grande que el de Biden en 2020.

Es posible que el recuento se prolongue varios días y podría ocurrir –aunque es improbable– que los demócratas rechazaran la solución de la Cámara, hoy en manos de los republicanos.

La práctica paridad en las encuestas refleja la profunda polarización reinante en EU y de acuerdo con algunos, hasta la posibilidad de violencia.

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