Herman Cain announced last Saturday that he would drop out of the U.S. presidential election with a style reminiscent of the populists — politicians who were left-leaning economically, but very conservative socially, who occupied a large portion of the political spectrum in the United States. People like Huey Long of Louisiana (governor, senator and presidential candidate) and William Jennings Bryan (Democratic presidential candidate in 1896 and 1900 and secretary of state), or even the Nonpartisan League, which was a member of the Second International. If someone wants to know about their ideas, they need only read The Wizard of Oz.
The book is, according to many, a parable in defense of populism, with the Scarecrow (the farmer), the Tin Man (the industrial worker), the Cowardly Lion (Bryan), the silver shoes (the use of this metal as a reference, together with gold, to back the issuance of currency to increase the money supply, create inflation and reduce debts) and finally, Dorothy, a girl from Kansas — a state whose farmers were in debt up to their eyeballs to East Coast U.S. banks, represented by the Witch of the East.
Populism always gave rise to glorious phrases, perhaps none better than Bryan’s when he called for a bimetallic standard (gold and silver) to allow the issuance of more money: “You shall not crucify mankind upon a cross of gold.” Yesterday Herman Cain carried on the same line of thinking. The speech in which he announced that he was leaving the election sounded like a call for class warfare, although that is the exact opposite of what Cain and his supporters want: “Now, when I made the decision to run, I didn't fit the usual description of somebody that ought to be running for president.” Among the exceptional factors, according to Cain, “I had never held public office before,” and, “… I didn't have a kajillion dollars” (although, Cain’s personal wealth is somewhere between 2 and 4.7 million euros, according to Cain himself, so he is not exactly poor). The ex-candidate cited as one success of his campaign, “We showed that you didn't have to have a degree from Harvard in order to run for president.” And he never tired of repeating that, “…we, the people, still rule in this country.”
So the tea party is a legacy of that populism, which a century ago in another age of economic change was made up of leftists, centered in an impoverished middle class that defended a paternalistic state, with some elements that seem to border on fascism (Father Coughlin, a Catholic priest who gained tremendous popularity in the ‘30s, ended up very close to fascism, Nazism and anti-Semitism).
What is curious is that its successors, 100 years later, are economically ultra-conservative. Today the tea party, whose voters are in debt up to their eyeballs, whose salaries have gone down in real terms over the past three decades and who do not have enough jobs, ask for less intervention by the government. They do not know that the main component of spending in the U.S. is not unemployment but pensions, followed by defense and medical care for the elderly. I recall a photo that sums up the situation: a tea party supporter with a sign that says to the government, “Cut your salary, not mine.” It is possible that this woman was retired (and collected a pension) or was paying off a mortgage (and benefited from the tax exemption on interest payments).
The tea party, populism and also the Occupy Wall Street movement (the latter gloriously ignored by the U.S. media and subject to harsh political repression) are nothing but reactions to a society with little social mobility, in which there exists the perception of an economic elite who have stacked the deck in their own favor. They are unconnected movements, and in a country with no political parties at the national level and an enormous cultural diversity, they are at times contradictory. In the end, many of the populists were Protestant fundamentalists, though Coughlin was a Catholic from the Catholic state of Louisiana. And their support rises and falls like foam. In spite of all the attention it gets, the support for the tea party is going down, perhaps because the movement is being co-opted by religious conservatives — people like Herman Cain, who are still looking for their particular Land of Oz, 100 years later.
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El Mago de Oz y Herman Cain
03DIC 2011 22:52
Herman Cain anunció este sábado que deja la carrera electoral de EEUU con un estilo que parecía más bien sacado de algún ‘populista’, es decir, de los políticos de izquierdas en lo económico pero muy conservadores en lo social que ocuparon gran parte del espectro político en Estados Unidos. Gente como Huey Long, de Louisiana (gobernador, senador y candidato a la presidencia), William Jennings Bryan (candidato demócrata a la presidencia en 1896 y 1900 y secretario de Estado) o como la Nonpartisan League, que era miembro de la Segunda Internacional. Si alguien quiere saber cuáles eran las ideas de esa gente… que lea ‘El Mago de Oz’.
El libro es, según muchos, una parábola en defensa del populismo, con el espantapájaros (el campesino), el hombre de hojalata (el trabajador industrial), el león cobarde (Bryan,en la foto), los zapatos de plata (el uso de ese metal como referencia, junto con el oro, para imprimir moneda, con lo que se podría aumentar el dinero en circulación, crear inflación y reducir las deudas) y, finalmente, Dorothy (una niña de Kansas, un Estado cuyos agricultores vivían empeñados hasta las pestañas con los banqueros del Este de EEUU, representados por… la bruja del Este).
El populismo siempre da frases gloriosas, y acaso ninguna mejor que la de Bryan, para pedir el patrón bimetálico (oro y plata) y poder imprimir más dinero: “No crucificareis al género humano en una cruz de oro”. Ayer, Herman Cain se apuntó a esa misma línea de pensamiento. El discurso en el que anunció que deja la campaña electoral sonaba a un llamamiento a la lucha de clases, pese a que eso es lo contrario de lo que quieren Cain y su gente: “Cuando tomé la decisión de entrar en la campaña, no encajaba en la descripción habitual de alguien que debería querer ser presidente”. Entre esos factores excepcionales, según Cain, “nunca ejercí ningún cargo electo” y “no tengo una barbaridad de dinero” (aún así, la fortuna personal de Cain oscila entre los 2 y los 4,7 millones de euros, según él mismo ha explicado, con lo que no es exactamente pobre). El ya ex candidato citó como éxito de su campaña “que he demostrado que no tienes que haber ido a Harvard para ser candidato a la presidencia”. Y no se cansó de repetir que “nosotros, el pueblo, todavía mandamos en este país”.
El Tea Party, así es una herencia de ese populismo, que hace un siglo, en otra época de cambio económico era, como he dicho, de izquierdas, centrado en una clase media empobrecida y defensor de un Estado paternalista, con lo que algunos de sus elementos eran próximos al fascismo (el padre Coughlin, un sacerdote católico que alcanzó una tremenda popularidad en los años treinta, acabó muy cerca del fascismo, del nazismo y del antisemitismo).
Lo curioso es que sus sucesores, 100 años más tarde, son ultraliberales en lo económico. Hoy el Tea Party, cuyos votantes están endeudados hasta las pestañas, llevan tres décadas viendo cómo su sueldo baja en términos reales y carecen de puestos de trabajo, piden menos intervención del Estado. No saben que la principal partida del gasto en EEUU no es el paro, sino las pensiones, seguida de Defensa y la asistencia sanitaria a los ancianos. Recuerdo una foto que mostraba a una seguidora del 'Tea Party' con una pancarta que dice al Estado ‘Corta tu presupuesto, no el mío', resume esa situación. Es posible que esa mujer sea jubilada (y cobre una pensión) o que esté pagando la hipoteca (y se beneficie de exenciones fiscales sobre los intereses del préstamo).
El 'Tea Party', el Populismo y también el Movimiento Ocupar Wall Street (este último, gloriosamente ignorado por los medios de comunicación de EEUU y objeto de una durísima represión policial) no son sino reacciones ante una sociedad con poca movilidad social, en la que existe la percepción de una élite económica y cultural que ha trucado las cartas a su favor. Son movimientos inconexos y, en un país en el que no hay partidos políticos a nivel nacional y se da una enorme diversidad cultural, a veces contradictorios. A fin de cuentas, muchos de los Populistas eran fundamentalistas protestantes, pero Coughlin era un católico de la católica Louisiana. Y su respaldo sube y baja como la espuma. A pesar de toda la atención que le damos, el apoyo Tea Party está disminuyendo, acaso porque el movimiento está siendo copado por conservadores religiosos. Gente como Herman Cain, que siguen buscando su particular Mundo de Oz, cien años después.
(Twitter: @pablopardo1)
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Volare
04.dic.2011 | 00:43
#1
Me parece interesante el tema. En mi opinion el Sr. Pardo se dispersa un poco con la mezcla de alusiones derechas/iziquierdas, los diferentes personajes y periodos historicos. No estoy de acuerdo con su opinion de que se haya ignorado gloriosamente a Ocupar Wall Street. Se les ha dado cobertura en los medios, y desgraciadamente los manifestantes han permitido que su imagen quedase marcada por malos comportamientos y gente poco seria. Que algunas actuaciones policiales han sido abusivas? Eso si. En lo que se refiere a un sociedad con poca movilidad social, comparada con cual? Opino que aun habiendo lugar a mejoras, EEUU tiene unas de las mayores tasas de movilidad social del mundo. Yo disfruto de ella y no simpatizo para nada con H. Cain, la Tea Party, y por lo general tampoco con el partido Republicano. A proposito, como es que los partidos Republicanos y Democratas no so partidos a nivel nacional?
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maerendor
04.dic.2011 | 06:45
#2
Ya sabemos que en españa si eres perroflauta y te tosen puedes hacer que enchironen al tosedor, pero en el resto del mundo tienen una cosa que llaman estado de derecho y cuando invades el espacio ajeno y desobedeces a la autoridad te dan jarabe para aburrir.. exactamente igual en dinamarca con aquel ecoprogre de greenpeace que se paso en la carcel las navidades por asaltar una reunion calificada de maxima seguridad que en los angeles o toronto. que españa sea "different" (o lo mas cercano a africa que tienen los europeos para hacer turismo barato) no quiere decir que el resto del mundo conduzca del reves. Y ya puestos hablar de poca movilidad social en un articulo sobre un candidato a la presidencia que viene de donde viene y esta donde esta....
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Froy
04.dic.2011 | 16:42
#3
@Volare (#1) : las estadísticas están ahí y lo dejan muy claro: EEUU tiene unos niveles de movilidad social más bajos que en Europa. Un estadounidense nacido en una familia pobre tiene muchas más papeletas de seguir siendo pobre el resto de su vida que un europeo en la misma situación. Eso del "sueño americano" es puro marketing que nos han vendido desde Hollywood.
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Volare
05.dic.2011 | 07:24
#4
@Froy: tomo nota de la estadística referida por el articulo. Sin embargo solo hay que leer los comentarios para ver hay muchos quien desde Europa y America no coinciden con las conclusiones del estudio. En lo que si estoy de acuerdo es que las diferencias económicas entre ricos y pobres van en aumento en el mundo occidental (con EEUU a la cabeza) y en que la movilidad social en EEUU esta amenazada, pero ahí esta.
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Pablo Pardo
Corresponsal de EL MUNDO en Washington. "En economía, las cosas tardan más en pasar de lo que pensabas, y después ocurren más deprisa delo que creías" (Rudi Dornbusch) Twitter: PabloPardo1
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