The White House holds a summit with leaders from Australia, India and Japan.
Those who expected Joe Biden’s arrival to presidency to mean a return to old diplomatic customs in Washington have collided with the reality of a White House less interested in cultivating an alliance with Europe than in containing the rise of China. This explains why, after the recent and bitter disputes with France and a small intervention at the United Nations General Assembly, Biden ended the week this Friday with the leaders of India, Japan and Australia in the Oval Office for the first in-person summit of the Quadrilateral Security Dialogue.
Upon welcoming them, Biden said that this group integrates “democratic associates with similar ideas, who share the same world vision and plans for the future, united to face the biggest challenges of this era, climate change, COVID-19, emerging technologies.”* Although the president didn’t say it, it remained clear that those challenges pass, in their majority, through China.
One of Biden’s first acts when he arrived at the White House in January was to accuse the Chinese regime of being responsible for “genocide” through the serious abuse of the human rights of religious minorities in the Xinjiang province. After, he made the very symbolic decision of convening the Quad, an informal strategic forum that is maintained through regular summits and forms the communist regime's main geostrategic rival in the area. It was created in 2007 at the initiative of Japan.
It’s an important sign that the Quad’s first summit with Biden was in person. The American president keeps his face-to-face meetings to a minimum. At the U.N. General Assembly, his visit was lightning-fast and he refused to see those who are not Washington’s closest associates, including this Friday Boris Johnson, prime minister of the United Kingdom.
The meeting also comes after Biden outraged European associates, especially the French, through a new strategic military alliance with the United Kingdom and Australia. That pact, called AUKUS, implies that Australia will cancel a $65 billion deal to buy French diesel submarines, instead choosing to acquire nuclear-powered submarines from the U.S. Since Trump’s administration, there has been frustration in Washington over what both the previous government and this one perceive to be a lack of European action against the Chinese threat. The U.S. wanted its trans-Atlantic associates to take harsher and more concrete measures to stop the implementation of Chinese technology on the continent, especially the 5G networks, given that they are considered to possibly use spyware.
Biden seems set on dedicating as many resources as necessary to contain the threat that he perceives from China. Both the physical — the desire to expand into the Pacific — and the cyber, including the implementation of 5G technology across the planet. When he announced the withdrawal from Afghanistan, Biden said that his defense priorities have changed, including containing China. Yesterday, upon speaking about COVID-19 vaccines, he mentioned China again, to warn that the communist regime is already working on improving its electric cars and that the U.S. must get its act together.
According to the words of a American senior official before the summit, “China has increased tension with its neighbors” and also in Europe, entering into the informally known “Wolf warrior diplomacy,” a new aggressive style of diplomacy adopted by the Chinese under Xi Jinping’s administration.*
According to this official, who spoke anonymously, “upon starting his administration, the president indicated that he wanted to take this institution [the Quad] that is an informal meeting of the most important democracies in the Indo-Pacific, and basically lift it to a leadership level, and work together to build better communication lines, to strengthen cooperation and the cooperation habits between members.”*
*Editor's Note: These quotations, accurately translated, could not be verified.
La Casa Blanca celebra una cumbre con los líderes de Australia, India y Japón
Quienes esperaban que la llegada a la presidencia de Joe Biden supondría un regreso a los viejos usos y costumbres diplomáticos en Washington se han dado de bruces contra la realidad de una Casa Blanca menos interesada en cultivar el vínculo con Europa que en contener el ascenso de China. Eso explica que tras las recientes y agrias disputas con Francia y una intervención reducida en la Asamblea General de Naciones Unidas, Biden acabara la semana este viernes recibiendo en el Despacho Oval a los líderes de India, Japón y Australia, en la primera cumbre en persona del grupo conocido como «Quad».
Al dar la bienvenida, Biden dijo que este grupo lo integran «socios democráticos con ideas similares, que comparten la misma visión del mundo y planes de futuro, unidos para enfrentarse a los mayores desafíos de esta época, cambio climático, coronavirus, tecnologías emergentes». Aunque el presidente no lo dijo, quedaba claro que esos desafíos pasan, en su gran mayoría, por China.
Una de las primeras decisiones de Biden cuando llegó a la Casa Blanca en enero fue acusar al régimen chino de ser responsable de «genocidio» por los graves abusos contra los derechos humanos de las minorías religiosas en la provincia de Xinjiang. Después, tomó la muy simbólica decisión de convocar al Quad, que formalmente se llama Diálogo Cuadrilateral de Seguridad, un foro estratégico informal que se mantiene mediante cumbres regulares y que supone el principal rival geoestratégico del régimen comunista en su zona. Fue creado en 2007 a iniciativa de Japón.
Es señal de la importancia que el llamado Quad tiene para Biden que esta cumbre haya sido presencial. El presidente norteamericano mantiene al mínimo sus reuniones cara a cara. A la Asamblea General de la ONU acudió en una visita relámpago y se ha negado a ver a quienes no sean los socios más estrechos de Washington, incluidos los de este viernes y Boris Johnson, primer ministro del Reino Unido.
La reunión llega además después de que Biden haya indignado a los socios europeos, en especial a los franceses, por una nueva alianza estratégica militar con Reino Unido y Australia. Ese pacto, bautizado como Aukus, implica que Australia anulará un contrato de 65.000 millones de dólares para comprar submarinos franceses diésel para adquirir otros nucleares a EE.UU. Desde los tiempos de Trump hay frustración en Washington por lo que tanto el anterior gobierno como este perciben como una falta de acción europea frente a la amenaza China. EE.UU. quisiera que sus socios trasatlánticos tomaran medidas más duras y concretas para impedir la implantación de tecnología china en el continente, sobre todo las redes 5G, ya que consideran que pueden ser una vía de espionaje.
Biden parece decidido a dedicar cuantos recursos sean necesarios para contener las amenazas que percibe de China. Tanto las físicas, es decir sus ansias expansionistas en el Pacífico, como las cibernéticas, incluida la implantación de la tecnología 5-G en todo el planeta. Cuando anunció la salida de Afganistán, Biden dijo que las prioridades de defensa ahora son otras, incluida la de contener a China. Ayer, al hablar de las vacunas contra el coronavirus, volvió a mencionar a China, para advertir de que el régimen comunista ya está trabajando para mejorar sus coches eléctricos y EE.UU. debe ponerse las pilas.
Según dijo un alto funcionario norteamericano antes de la cumbre, «China ha aumentado la tensión con sus vecinos» y también en Europa, entrando en lo que se llama «diplomacia del lobo guerrero», como se conoce informalmente a un nuevo estilo agresivo de diplomacia adoptado por los chinos bajo la Administración de Xi Jinping.
Según ese funcionario, que habló bajo condición de anonimato, «al comienzo de la administración, el presidente indicó que quería tomar esta institución [el Quad] que es una reunión informal de las democracias más importantes en el Índico y el Pacífico, y básicamente elevarla a un plano de liderazgo, y trabajar juntos para construir mejores líneas de comunicación y fortalecer la cooperación y los hábitos de cooperación entre los integrantes».
This post appeared on the front page as a direct link to the original article with the above link
.
The madness lies in asserting something ... contrary to all evidence and intelligence. The method is doing it again and again, relentlessly, at full volume ... This is how Trump became president twice.
The economic liberalism that the world took for granted has given way to the White House’s attempt to gain sectarian control over institutions, as well as government intervention into private companies,