President Donald Trump has declared a national state of emergency to achieve the construction of the wall on the border with Mexico, one of his main campaign promises. He has transformed a humanitarian crisis at the border, temporarily unresolved, into a national security issue - a national emergency - with this justification: “We’re talking about an invasion of our country, with drugs, with human traffickers, with all types of criminals and gangs … ”
Since the beginning of his administration, President Trump’s wall has caused a series of standoffs; above all, an unending struggle between the executive and legislative branches.
After congressional refusal to free up $5 billion to be earmarked for construction of the wall, a December 2018 budget freeze lasting 35 days was initiated to pressure Democrats. This was the longest government shutdown in U.S. history.
With the declaration of a state of emergency, the president will have exceptional powers that allow him to utilize resources from other military projects to achieve his objective: $8 billion for the construction of a border wall.
Since 1976, this method has been used 58 times; 31 of them are still in force. The oldest was declared by President Jimmy Carter and is still active. So far, both outstanding and terminated declarations have been related to international problems, primarily with North Korea, Iran, Iraq, Syria and Venezuela.
Certainly, this decision will provoke a series of lawsuits, disputes in Congress and court verdicts that could give rise to a crisis among the three branches of government.
How real is the invasion that President Trump talks about so much? In 2000, a record number, 1.6 million, were detained at the southern border. According to recent information, U.S. Customs and Border Protection officials detained a total of 396,579 at the southern border in 2018, and 303,916 in 2017.
Although the numbers for 2018 are larger than those for 2017, it is clear that there has been a significant drop in the past 18 years in the number of persons detained while crossing the border.
In addition, illegal immigrants enter not only along the border with Mexico, but also on the long border with Canada and the U.S. coastlines and inland waterways.
Moreover, according to information from the Department of Homeland Security and the Center for Migration Studies, “More undocumented residents in the U.S. arrived with a visa and then overstayed, than crossed the U.S.-Mexico border illegally in every year since 2007.”
Given these realities, it is no secret that the U.S. has been very good at justifying its wars and interventions in the world. But, that a president might invent an invasion of drugs, terrorists and criminals on the southern border, just to fulfill his most important campaign promise, is an indication that Donald Trump has gone too far in defense of his “perceived national interests.”
Beyond shadow of a doubt, the populist rhetoric is directed toward his fellow Republicans and voters at a time when potential candidates for the presidential election in 2020 are beginning to appear.
Nevertheless, one thing is certain: Trump has lost the battle not only with Congress, but also with Mexico, which is not going to pay for the wall.
Un muro de ‘fake-news’
El presidente Donald Trump declaró estado de emergencia nacional para lograr la construcción del muro en la frontera con México, una de sus principales promesas de campaña. Ha transformado una crisis humanitaria en la frontera, temporalmente irresuelta, en un tema de seguridad nacional así justificado: “Estamos hablando de una invasión de nuestro país con drogas, narcotraficantes, todo tipo de criminales y de pandillas, lo que supone una emergencia nacional”.
Desde el inicio de su gobierno, el muro del presidente Trump ha creado una serie de impases, sobre todo una interminable pugna entre los poderes Ejecutivo y Legislativo.
En diciembre de 2018, ante la negativa del Congreso norteamericano a liberar US$5.000 millones, que serían destinados a la construcción del muro, se inició una parálisis presupuestaria como forma de presión a los demócratas que se extendió por 35 días, lo que significó el cierre de administración más largo de su historia.
Con la declaración del estado de emergencia, el presidente tendrá poderes excepcionales que le permitirán utilizar recursos de otros proyectos militares para lograr su objetivo: obtener US$8.000 millones para construir la valla fronteriza.
Desde 1976 se ha aplicado 58 veces esta medida y 31 de ellas continúan vigentes. La más antigua fue declarada por el presidente Jimmy Carter y sigue activa. Hasta el momento, tanto las vigentes como las prescritas se refieren a problemas internacionales, sobre todo con Corea del Norte, Irán, Irak, Siria o Venezuela.
Con certeza, esta decisión provocará una serie de demandas judiciales, querellas en el Congreso y veredictos judiciales, lo que podría dar inicio a una crisis entre los tres poderes.
¿Qué tan cierta es la invasión de la que tanto habla el presidente Trump? En el año 2000, el número de personas detenidas en la frontera sur alcanzó su récord: 1,6 millones de personas. Informaciones recientes afirman que oficiales de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos detuvieron a “un total de 396.579 personas en la frontera sur en 2018 y 303.916 en 2017”.
Aunque los números de 2018 superan a los de 2017, es evidente un significativo decrecimiento en el número de personas detenidas al cruzar la frontera en los últimos 18 años.
Además, la entrada de inmigrantes ilegales no ocurre solamente por la frontera con México, sino también por las extensas fronteras con Canadá y por las costas marítimas y fluviales norteamericanas.
Por otra parte, de acuerdo con informaciones del Departamento de Seguridad Nacional y del Centro de Estudios de Migración, desde 2007 “el número anual de personas que permanecen en Estados Unidos, después del vencimiento de sus visas, sobrepasa el de inmigrantes que cruzan la frontera ilegalmente”.
En estas condiciones, que Estados Unidos haya sabido justificar muy bien sus guerras e intervenciones en el mundo no es un secreto, pero que un presidente invente una invasión de drogas, terroristas y criminales por su frontera sur solo para concretar su más importante promesa de campaña es un indicio de que Donald Trump ha llegado demasiado lejos en la defensa de sus “supuestos intereses nacionales”.
Sin sombra de dudas, el discurso populista es dirigido a sus partidarios y electores en un momento en que empiezan a aparecer los posibles candidatos a las elecciones presidenciales de 2020.
No obstante, una cosa es cierta: el presidente Trump no solo perdió la batalla con el Congreso, sino también con México, que no pagará el muro.
Profesora de la U. Externado de Colombia.
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