Based on Obama's speech, in which he explained the logic behind the intervention in Libya last Monday, several analysts were quick to derive an "Obama doctrine" on the use of U.S. military force abroad. This is possible because, unlike those in Afghanistan or Iraq, this war is not inherited.
Obama left little speculation time to columnists and pundits, because on Wednesday he rejected an interview with NBC on the existence of an "Obama doctrine". "I think it's important not to take this particular situation and then try to project some sort of 'Obama doctrine' that we're going to apply in a cookie-cutter fashion across the board ... Each country in this region is different."
On this occasion, we must take Obama at his word; it is perfectly consistent with his track record. Unlike his predecessor, if anything characterizes this president it is his pragmatism and his search for specific solutions, beyond ideology, to every concrete problem, which has often provoked the ire of the American left. And foreign policy could not be an exception.
However, a number of principles that can be drawn from his speech can help us try to anticipate what his position on hypothetical military intervention will be in a moment of great fluidity in the region.
For starters, Obama gives great importance to the United Nations role in international crisis management and considers it important to preserve its legitimacy. This position is a recognition of the inability of the United States to "police the world," probably a lesson from the conflicts in Afghanistan and Iraq.
However, this does not rule out unilateral acts in cases where national interests are at stake. "I’ve made it clear that I will never hesitate to use our military swiftly, decisively, and unilaterally when necessary to defend our people, our homeland, our allies and our core interests."
That is, in those scenarios, such as Libya, which do not threaten U.S. security, Obama said that, due to its greater logistical and military power, the U.S. role should be to "mobilize the international community for collective action."
Above all, this leadership responsibility would fall to the U.S. in situations in which they can avoid massacres that have "stained the conscience of the world." "Some nations may be able to turn a blind eye to atrocities in other countries. The United States of America is different," he said Monday.
We've seen by now how, to some extent, Obama is willing to apply these principles in other settings, such as Syria, where there could be a real bloodbath if the intensity of the protests increases. Certainly, the tools must be different in order to adjust to the reality of each country, but there must be a minimum consistency in principles if Obama wants to have credibility.
¿Existe una doctrina Obama?
En base al discurso del presidente Obama en el que explicó la lógica detrás de la intervención en Libia del pasado lunes, varios analistas se apresuraron a deducir una “doctrina Obama” sobre el uso de la fuerza militar estadounidense en el extranjero. Ello es posible ya que, a diferencia de las de Afganistán o Irak, esta no es una guerra heredada.
Obama dejó pocas horas a columnistas y expertos para la especulación, pues el miércoles rechazó en una entrevista a la NBC la existencia de una “doctrina Obama”. “No hemos de tomar esta situación particular e intentar proyectarla como una especie de doctrina Obama que se aplique como un molde … Cada país en esta región es diferente”.
En esta ocasión, habrá que creer en la palabra de Obama, pues es perfectamente coherente con su trayectoria. En contraste con su predecesor, si algo caracteriza a este presidente es su pragmatismo y su búsqueda de soluciones específicas para cada problema concreto m’as allá de la ideología, algo que ha desatadp a menuda las iras de la izquierda norteamericana. Y la política exterior no podría ser una excepción.
Ahora bien, de su discurso sí se pueden extraer una serie de principios que pueden ayudarnos a intentar anticipar cuál será su postura ante hipotéticas intervenciones militares en una momento de gran fluidez en la región.
Para empezar, Obama otorga una mayor importancia al rol de Naciones Unidas en la gestión de las crisis internacionales, y considera importante preservar su legitimidad. Esta posición supone un reconocimiento de la incapacidad de EEUU de “actuar como policía del mundo”, una lección derivada probablemente de los conflictos en Afganistán e Irak.
Sin embargo, ello no significa que descarte actuar de forma unilateral en aquellos casos donde los intereses nacionales estén en juego. “He dejado claro que no dudaré en usar nuestro ejército de forma rápida, decidida y unilateral cuando sea necesario para defender nuestro pueblo, nuestro territorio, nuestros aliados, y nuestros valores centrales”.
Es decir, que en aquellos escenarios, como Libia, donde no se vea amenazada su seguridad, según Obama, el rol de EEUU debe ser el de “mobilizar a la comunidad internacional para [llevar a cabo] una acción colectiva”, gracias a su mayor poderío logístico y militar.
Sobre todo, esta responsabilidad de lideraje le correspondería a EEUU en aquellas situaciones donde se puedan evitar masacres que “manchen la conciencia del mundo”, y también la de EEUU. “Algunas naciones pueden hacer la vista gorda a las atrocidades en otros países. EEUU es diferente”, aseveró el lunes.
Habrá que ver ahora hasta qué cierto punto Obama está dispuesto a aplicar estos principios en otros escenarios, como Siria, donde sí que se podría llegar a producir un verdadero baño de sangre si aumenta la intensidad de las protestas. Ciertamente, las herramientas deben ser diferentes para ajustarsd a la realidad de cada país, pero sería necesaria una mínima coherencia en los principios si Obama pretende tener credibilidad.
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The economic liberalism that the world took for granted has given way to the White House’s attempt to gain sectarian control over institutions, as well as government intervention into private companies,