Pinochet: La muerte de un dictador 11-12-2006
El 10 de diciembre de 2006 pasará a la historia como el día en que murió uno de lo últimos genocidas de América Latina. Augusto Pinochet fallecía este domingo en el Hospital Militar de Santiago, tras más de una semana ingresado después del infarto de miocardio sufrido la pasada semana.
Hoy más que nunca viene a nuestra memoria el recuerdo del Presidente Allende y de los miles de chilenos que fueron asesinados por el ejército durante la dictadura militar del general Pinochet. Terrible error el de Salvador Allende por creer en la democracia y en la libertad y fuerza de un pueblo. Terrible error el de un pueblo por elegir libremente su futuro y apostar por el socialismo democrático de la Unidad Popular de Allende. Estados Unidos no podía consentir esta equivocación de un pueblo confundido. Así El canciller Henri Kissinger afirmaba por aquella época desde Washington: “no veo porque tendríamos que quedarnos de brazos cruzados, contemplando como un país se hace comunista debido a la irresponsabilidad de su pueblo”. La CIA y la derecha chilena hicieron el resto. El 11 de septiembre de 1973 Pinochet capitaneó uno de los golpes militares más sangrientos de América Latina.
El resultado posterior fue desolador. Mas de 4000 muertos, 30 000 torturados y mas de un millón de exiliados fueron las cifras reconocidas tras 17 años de terror, aunque los desaparecidos son muchos más.
Son muchos los que hoy pensarán que es injusto que no se haya hecho justicia con este asesino, y posiblemente sea cierto, pero hoy es el momento de por fin mirar hacia el futuro en Chile. Con la muerte de Pinochet, se pone fin a la etapa más oscura de la historia de Chile, y hoy tras ya más de 16 años de joven democracia en el país sudamericano, por fin los chilenos pueden ya mirar hacia delante sin tener que volver la cabeza día si y día también recordando tiempos peores.
Hoy más que nunca con la muerte de Pinochet y con la reciente elección de la Socialista Michelle Bachelet, como la primera Presidenta de la República de Chile, cobran más relevancia si cabe las últimas palabras dirigidas por Salvador Allende a su pueblo, poco antes de su muerte desde el palacio de la Moneda.
Trabajadores de mi patria: Tengo fe en Chile y en su destino.
Superarán otros hombres este momento gris y amargo donde la traición pretende imponerse.
Sigan ustedes sabiendo que, mucho más temprano que tarde, de nuevo se abrirán las grandes alamedas por donde pase el hombre libre para construir una sociedad mejor.
¡Viva Chile, viva el pueblo, vivan los trabajadores! Estas son mis últimas palabras.
Tengo la certeza de que mi sacrificio no será en vano.
Salvador Allende 11 de septiembre de 1973
Lalo Muiña
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