The Unpredictable U.S. Election

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Impredecible. Así ha sido la campaña presidencial en Estados Unidos. Primarias demócratas empatadas hasta el final; un ‘aparecido’ afroamericano derrota la maquinaria de Hillary Clinton; resurrección de un republicano contestatario en su partido… Y ahora, las recientes encuestas no solo muestran un empate técnico entre Barack Obama y John McCain, sino que algunas ponen a este último -y en algunos temas claramente- por delante, en una elección, en teoría, servida en bandeja para los demócratas.

En Estados Unidos es tradición que los demócratas ganen con agendas sociales y económicas y los republicanos con programas de seguridad nacional y valores familiares. El presidente Bush registra bajísimos niveles de aceptación, más de la mitad de los estadounidenses rechaza el manejo de la guerra en Irak y Afganistán y la economía -no la seguridad- es la principal preocupación de los votantes. Pero la realidad es más compleja.

La evolución de las encuestas la refleja de otra manera. Disipada la euforia de su histórica victoria en las primarias, Obama no logra aprovechar la obvia cercanía entre su contendor, McCain, y el impopular Bush. En política exterior, experiencia y manejo económico, el republicano de 72 años genera más confianza que el ‘bisoño’ afro. Los ataques que pintan a Obama cual vedette como Paris Hilton parecen surtir efecto. Y una Rusia que despierta puede alimentar en amplios sectores de clase media la agenda de seguridad republicana.

El hecho es que Obama se ha estancado en las encuestas, mientras McCain viene recortando la diferencia, pese a debilidades de su campaña y a que una abrumadora mayoría piensa que su elección sería la continuación de las políticas de Bush. Una situación que, más que las habilidades o problemas de ambas campañas, es reflejo de la incertidumbre y el pesimismo que agobian hoy a Estados Unidos.

No se sabe si este cabeza a cabeza se mantendrá hasta las elecciones de noviembre, o empezará a perfilarse un ganador. Lo que es claro es que, para ganar la Casa Blanca, a los demócratas no les bastará el carisma de Obama, ni a los republicanos su tradicional maquinaria de publicidad negativa. Las convenciones de ambos partidos en las próximas dos semanas serán otro escenario para buscar ventajas. Y, luego, habrá más de tres meses.

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