Nada de 2011. La construcción de la embajada de Estados Unidos en Bagdad demuestra que los norteamericanos no están trabajando para abandonar el país árabe dentro de dos años, sino para permanecer allí todo el tiempo posible, quizás por décadas.
Las agencias de noticias, la televisión y los periódicos realizaron una inmensa propaganda alrededor del “tratado” firmado por el gobierno de Washington y las autoridades espurias de Irak, según el cual las tropas estadounidenses permanecerían en la antigua Mesopotamia hasta el 2011.
La justificación ha sido la preparación de las tropas oficiales encargadas de proteger al gobierno impuesto por las bombas, las torturas, los asesinatos y la corrupción.
Pero quienes pretenden irse de un lugar no construyen, al precio de 736 millones de dólares, un edificio nuevo con todas las medidas y equipos de vigilancia y protección, en medio del área más guardada de la capital del Tigris, la Zona Verde.
¿Para qué quieren Bush y los casi fantasmas de su gobierno un complejo de edificios semejante si realmente piensan que salgan del país todas las tropas agresoras en el plazo de dos años?
En el antiguo palacio presidencial, donde hoy está la embajada, se asentará el presidente Jalal Talabani, bien protegido por la guardia de los edificios diplomáticos de los agresores norteamericanos.
La inauguración la hizo el embajador de USA, Ryan Crocker, en presencia del propio Talabani y del asesino de Centroamérica John Negroponte, todos sonrientes ante el desmesurado complejo de 21 edificios que quizás contengan modernísimos centros electrónicos de espionaje para seguir de cerca los pasos de sus empleados iraquíes en el gobierno.
La inversión, que incluye la protección contra cohetes, obuses y disparos iraquíes, se convierte así en el inmueble más importante de Estados Unidos en el mundo.
Si en dos años retiran los 140 mil hombres que mantienen la ocupación del país de las Mil y Una Noches, simplemente para mantener el dominio sobre el petróleo y la zona durante todo el tiempo que puedan.
Es para interrogarse si tanto hormigón armado no sea, quizás, para esconder en sus sótanos las celdas que tienen en Abu Ghraib, Guantánamo y quién sabe cuántos otros lugares en el mundo.
Hay edificios que quedarán vacíos y se habla hasta de alquilarlos para amortiguar los costos. La desaceleración de la economía norteamericana comenzó hace aproximadamente tres años. ¿Para qué ese gasto entonces? ¿Se sobredimensionó el cálculo de la cantidad del personal que ocuparía los inmuebles?
Talabani y el primer ministro Nuri al Maliki no intentarán oponerse a una “prórroga” de los plazos si la orden viene de la Casa Blanca.
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