Obama's Education Reform

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En la época actual, la relación entre política y educación se traduce en propuestas de reforma educativa; en términos generales, los nuevos gobiernos establecen pautas para planificar decisiones públicas educativas y comunicarlas en un enlatado llamado “reforma”. Desde la perspectiva política-semántica, reforma es lo que se propone, proyecta o ejecuta como innovación o mejora en algo.

El cambio demandado por la sociedad norteamericana —que se tradujo en el eslogan de campaña del presidente Obama (“The Change We Need”)— en materia educativa pretendía mejorar la propuesta educativa impulsada por el presidente Bush “No Child Left Behind” (Que ningún niño quede rezagado). No obstante, la mayoría de políticos ha soslayado dos variables importantes en materia de políticas educativas: 1) Los ciclos de reformas o transformaciones educativas trascienden a los tiempos gubernamentales; y 2) un verdadero cambio educativo desborda a los gobiernos, es un asunto de toda la sociedad.

El presidente Barack Obama, más consciente o mejor asesorado que sus antecesores, inició su propuesta educativa sobre la base una premisa: “Estos niños son nuestros niños; su futuro es nuestro futuro; es tiempo de que entendamos que su educación es nuestra responsabilidad”. ¿Qué significado tiene esta emblemática sentencia? Primero, la responsabilidad de una educación de calidad está en nuestras manos, en quienes deciden, los niños y niñas no tienen otra opción que confiar en nuestros criterios; segundo, dada la importancia estratégica de la educación, el futuro de los niños y niñas lo decidimos hoy, lo que hagamos en el presente tendrá repercusiones positivas o negativas en el largo plazo; y tercero, la responsabilidad de estas decisiones educativas es de todos, no solo del secretario o ministro de Educación.

El 10 de marzo de 2009, el presidente Obama disertó en la decimonovena asamblea anual de la Cámara Hispánica de Comercio en Washington. En su discurso trató tres áreas: seguridad social médica, energía y educación; sobre el tópico educativo manifestó: “La época de recriminaciones ha terminado. La época de nuestra responsabilidad está aquí. No se requiere solamente nuevas inversiones, sino nuevas reformas. Es hora de contar más con nuestros estudiantes. Es hora de comenzar a recompensar a buenos profesores y de parar las excusas. Es hora de exigir resultados del gobierno a todos los niveles. Es hora de preparar a cada niño (…) para competir dondequiera en el mundo. Es hora de dar a todos los ciudadanos una educación completa y competitiva (…)”.

Los contenidos del citado discurso corresponden a los cinco ámbitos fundamentales para la reforma educativa de su plan de gobierno: 1) Aumento de la calidad de los programas de aprendizaje temprano. 2) Mejores estándares para la evaluación. 3) Reclutar, preparar y reconocer a profesores excepcionales. 4) Promover la innovación y la excelencia en las escuelas. 5) Proveer a cada ciudadano una educación más alta de la calidad en la universidad y en la formación técnica.

Con mínimos matices y salvando las distancias que existen entre el sistema educativo norteamericano y el salvadoreño, se puede afirmar que la reforma del presidente Obama es análoga a los retos del Plan Nacional de Educación 2021, o bien a las propuestas de los planes de gobierno que leímos recientemente (País más Justo o Nace la esperanza, viene el cambio). Y Esto no es casualidad, ya el informe McKinsey —basado en estudios internacionales rigurosos— señalaba que el techo de la calidad de un sistema educativo son los docentes, que la principal forma de mejorar los resultados académicos de pruebas estandarizadas internacionales es mejorando la instrucción pedagógica y que la calidad integral de un sistema educativo depende de los resultados académicos de “todos” los niños y niñas. Lectura recomendada en:

http://www.oei.es/pdfs/documento_preal41.pdf

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