Este día parte de Washington a Londres el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, con un objetivo sencillo pero fundamental: obtener un firme compromiso de unidad de los países más poderosos del mundo, en la lucha por superar la grave crisis económica que abate al planeta.
En la antañona capital británica se reunirá el así llamado Grupo 20 (G20), integrado por los países de la Organización para el Comercio y Desarrollo (OCDE), a los cuales se han incorporado Rusia, India, Brasil y alguna otra nación emergente.
En el encuentro se busca formular propuestas concretas que, por una parte, eleven el nivel de estímulo a la recuperación económica y, por el otro, incrementen los niveles de regulación en el manejo de la economía, a efecto de evitar los abusos y desafueros que personajes de relieve consumaron con el dinero de los contribuyentes y que, en esencia, jugaron un papel clave en el desencadenamiento de la crisis.
Habida cuenta que estímulo y regulación son, al menos en teoría, contradictorios, hay mucho debate tanto en EE UU como en la UE y Japón acerca de cómo alcanzar un equilibrio que funcione y asegure una recuperación eficaz.
Entrevistado por “The Financial Times”, un periódico londinense especializado en economía y negocios, Obama hizo ver que se han producido algunos pequeños movimientos positivos en los mercados y que esa tendencia podría crecer si se adoptan las medidas apropiadas.
En efecto, las bolsas de valores han tenido alzas pequeñas pero constantes, que han dado aliento a la esperanza.
Obama no dejó duda de que bajo su liderazgo continuará la lucha contra los abusos y ventajismos que se dieron en algunas grandes corporaciones que, en medio de la debacle, repartieron bonos y beneficios colaterales a sus ejecutivos, en muchas casos por sumas astronómicas.
Los contribuyentes, dijo, tienen razón de estar indignados porque su dinero haya ido a parar a manos de quienes, en el principio, cometieron las atrocidades que, a su debido momento, desencadenaron el desastre.
Pero, subrayó, a la vez debemos estar dispuestos a generar fondos para estimular la economía, para que podamos tener expansión.
Esta debería extenderse al año 2010 para que efectivamente podamos ver resultados en esta lucha contra la crisis.
En concreto, debemos conseguir un equilibrio entre estímulo y regulación.La visita del presidente Obama a Inglaterra es su primer viaje largo al exterior y el más importante por su contenido.
En ella se pulsará la voluntad de los países ricos en cuanto a invertir en la reconstrucción y se anticipa que el Fondo Monetario Internacional y, más adelante, el Banco Mundial, jugarán un papel protagónico.
De importancia será, asimismo, el rol de los emergentes, como China, Brasil, India y quizás Corea del Sur, si es invitada.
No olvidemos que este país sudasiático es, actualmente, el principal importador de crudo del mundo y uno de los exportadores fabriles y tecnológicos globales, pese a la debacle.
La reunión del G20 puede abrir una puerta a la esperanza. Por el bien de la humanidad, esperemos que así sea.
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