Edited by Harley Jackson
Enero 17 de 2010
Google vs. China
Tras la posible retirada de Google de China, se ha desatado una polvareda de proporciones inusitadas. La historia comienza el pasado 12 de enero, cuando Google abre la posibilidad de abandonar ese país debido a ciberataques del gobierno, no sólo en cuentas de gmail de activistas de derechos humanos, sino en los archivos de propiedad intelectual de Google y en cuentas de correo de otras 20 empresas.
Vale recordar que Google entró a China sometiéndose a las condiciones impuestas por el gobierno, que ahora parecen incomodarle. Durante años aceptó reglas limitantes, donde ciertas imágenes y herramientas debían suprimirse, aceptando la censura, pan de cada día en ese país. Cosa que numerosas organizaciones en pro de la libertad de expresión no le perdonan a este gigante de Internet.
El giro de 180 grados que da Google en este inicio del 2010, donde clama por los derechos humanos y reta a un régimen totalitario -con el apoyo explícito de Obama-, deja al mundo boquiabierto. ¿Realmente Google doblegará a una nación con estándares políticos y socioculturales antagónicos no solo a los estadounidenses sino a los occidentales? Si así fuera, ¿cuál sería la nueva cara de Google tras “derrotar” el totalitarismo chino? Muchos arguyen que tiene las de perder, pues nunca dominó ese nicho de mercado, que es, ni más ni menos, el más poderoso del mundo, con más de 300 millones de cibernautas.
China ha dicho que Google debe seguirse sometiendo a las reglas del juego locales. La pelota queda en la cancha del motor de búsqueda. Queda a prueba también su nivel de negociación y el manejo de dos asuntos adicionales. El primero es el problema legal que afronta por haber subido en Google Books miles de libros de autores chinos, sin pagar derechos de autor. Y el segundo, según aventuran numerosos blogueros en la Red, su fracaso en ese país, ubicándose lejos de líderes como el buscador Baidu. Muchos conjeturan que Google busca salir con la frente en alto de China, con la dignidad herida del defensor de los derechos humanos en un país dictatorial, y librarse del lío de derechos de autor y de su baja influencia en ese mercado.
Son solo especulaciones, pues también es cierto que China ha cifrado el crecimiento de su economía y de su prestigio mundial a punta de represión y censura. Así que es preciso esperar una vuelta de tuerca para visualizar con mayor claridad a la víctima y al victimario en esta reyerta tan inusual como sorprendente.
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