Sin pena ni gloria, el Grupo de Trabajo Interagencial de la Casa Blanca sobre Puerto Rico llegó a la Isla, hizo su vista pública y se marchó. En un salón del Centro de Convenciones sin mucho público, distintas personas en representación de movimientos políticos, del gobierno y de diversas instituciones hicieron un resumen breve a los enviados del Ejecutivo federal sobre los asuntos del País bajo la jurisdicción del organismo estadounidense. En las afueras del Centro de Convenciones tampoco hubo mayores manifestaciones –de apoyo o rechazo- al evento.
El sigilo con que se manejó la información previa sobre las vistas, la falta de información concreta sobre los objetivos e integrantes del Grupo y los ataques al proceso lanzados por los partidos políticos por la exclusión de sus líderes se combinaron para hacer sal y agua el proceso. Al mismo tiempo, se pudo percibir una falta de conocimiento y de empatía por parte de los portavoces del Grupo de Trabajo para con los puertorriqueños y los asuntos que nos afectan. De hecho, la expresión de que venían a escuchar y que le darán una mirada fresca al tema del status dejó evidenciado el distanciamiento con una cuestión que lospuertorriqueños debatimos día tras día.
Puerto Rico reclama más que eso. Es hora de que inicie un proceso intenso dirigido a atender los temas que afectan el futuro del País. Si el esfuerzo de Casa Blanca realmente trasciende un trámite de marcar asuntos prometidos y atendidos, deberían designar un enlace con Puerto Rico que realmente conozca las necesidades y el sentir de los puertorriqueños. La seriedad con la que se atienda a Puerto Rico incidirá en el tema de los asuntos hispanos en todo Estados Unidos, donde la comunidad puertorriqueña tiene gran peso.
El tema del futuro de Puerto Rico debe ser atendido con mayor seriedad y preparación para que al final del proceso sea realmente productivo.
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