¿Qué tan avanzado necesita ser un Ejército para eliminar a un enemigo que fácilmente se confunde con la población civil? Estados Unidos, poseedor de las Fuerzas Armadas más poderosas del planeta, no ha descifrado la respuesta. Por eso saldrá de Iraq diezmado, desprestigiado, con la opinión pública en contra y dejando el Oriente Medio en las condiciones propicias para el extremismo: polarización, inseguridad y miseria. Por eso es incapaz de frenar el narcotráfico en su propio territorio. Varias zonas de México, así como nuestro Ejército, podrían sufrir el mismo destino si el clima de guerra que padecen se prolonga más tiempo.
Ciudad Juárez es el ejemplo clásico. Miles de soldados no han podido frenar extorsiones, secuestros, asesinatos, el derrumbe de la actividad económica, la muerte de la vida nocturna. Es lógico hasta cierto punto porque no es su tarea procurar justicia. Sólo una fuerza de seguridad bajo mando civil, ceñida al debido proceso judicial, puede conseguirlo. Acapulco, Reynosa y Tampico parecen seguir el mismo sendero.
¿Y qué hace Estados Unidos? Otorga recursos a través de la Iniciativa Mérida para capacitar policías, mientras el Pentagóno planea incrementar el entrenamiento a soldados mexicanos en materia antidroga. Una contradicción. ¿Acaso no fue el Departamento de Estado del país vecino quien el pasado primero de marzo anunció que se profesionalizaría a los policías para que el Ejército ya no tuviera que realizar labores de seguridad pública? Estados Unidos debería saberlo ya: cuando los soldados permanecen entre la población civil los abusos proliferan y con ellos la deslegitimación de los militares. Si el Pentágono está actuando al margen de la Casa Blanca, Barack Obama debería concentrarse en coordinar a sus dependencias en vez de mandar boletines de indignación.
Estados Unidos parece no querer que su vecino aprenda en su ejemplo la dolorosa lección que él mismo ha recibido. Porque si bien México es diferente a Colombia o Afganistán algo tienen en común todos los conflictos armados: el rompimiento del tejido social y la desestabilización de las instituciones. En el caos siempre impera la ley de la selva, y en ella prevalecen los grupos al margen de la ley, llámense paramilitares, narcotraficantes o terroristas.
México debería aprender a estas alturas que no puede fiarse de las directrices estadounidenses. Nuestro poderoso vecino es un pésimo ejemplo a seguir por dos razones. 1) Ha sido incapaz, con toda su fuerza, de frenar el tráfico de enervantes en Asia y América Latina. 2) El alto nivel de corrupción de sus funcionarios en la frontera así como la enorme adicción de su población a las drogas muestran que no está dispuesto a asumir los costos de una verdadera guerra contra el narco. Nunca es bueno emular a los perdedores.
Interesting viewpoint. We conservative Tea Party Patriots really agree with you. We have been trying to get those cowardly, socialist, liberal criminal appeasers to take some firm action and they just refuse. Unhppily, George Bush was so interested in bi-partisanship, that he would not go up against them when he was in office.
Most of our political class is completely cowed by the media, which hates America. They have a huge section of the population believing that we need to be meek and ineffective so that people will like us. We ordinary Americans couldn’t care less whether anyone likes us or not, we think we should do what is right. That means defeating evil and protecting innocents. I think that most people agree with that, but the liberals are just positive that drug smuggling, murderous people are really good people who are just mis-understood…and we need to be compassionate toward them. I think we should wring their necks and show a little compassion to the honest citizens who are trying to live honest and decent lives.
We see our current course as total failure too and we are completely fed up with this impotent, jaw-flapping administration and Congress that seem to honestly believe that their entire job is to yammer and say nice things. Then everyone will be happy and stop being mean.
Either that, or they’re deliberately setting us up for foreign invasion. What do you think?
Best regards,
Gail S