Como dicen por allí: ¿qué parte de “Bill Clinton apoya a México” no entendió el secretario de Gobernación? ¿De dónde su furia? El sábado pasado, el ex presidente de Estados Unidos se pronunció a favor de un “Plan México” contra el narco, diseñado por México “para que ningún mexicano piense que nosotros estamos interviniendo en sus asuntos o que tratamos de determinar el futuro”. Y sí, dijo que ni nuestro país ni ningún otro pueden ganar la guerra solo. Al día siguiente, el domingo, Clinton defendió a México frente a la audiencia de Univisión: “No es un Estado fallido […] Felipe Calderón ha hecho grandes esfuerzos para defender a la sociedad frente a los traficantes de drogas”. Incluso se lanzó contra el ex mandatario George W. Bush porque “permitió que expirara la prohibición de la venta de armas de asalto”. Pero ese mismo domingo por la tarde, un Fernando Gómez Mont furioso “respondió” a Clinton: “Necesitamos que asuman la vergüenza de estar reuniendo las armas con las que se asesina a mexicanos en este país, y la factura de que es su dinero, el de su mercado de consumo, el que fomenta e incentiva la acción de la violencia en México”, dijo. ¿Y eso? ¿Habrá leído la declaración completa de Clinton, o sabe algo que el resto no supo o no entendió? Por supuesto que el portavoz del Departamento de Estado, Philip Crowley, ya le respondió: “Creo que se puede decir que hay que hacer más a ambos lados de la frontera”, y con un reclamo: “Hemos invertido mucho en la Iniciativa Mérida…” ¿En dónde se perdió Gómez Mont, o dónde nos perdimos todos?
Suena bien, lo de “ahorcar Arizona”. Pero desde EU no sucederá nunca, y México no podrá hacerlo por razones simples: si encontrara la forma de “bloquear” la economía de Arizona, afectaría a los mexicanos en este y del otro lado de la frontera. Cualquier acción contra esta ley racista y violatoria de los derechos humanos vendrá desde la política, en todo caso; como dijo el presidente del Senado, Carlos Navarrete: la ley es una bofetada con mano mojada para Obama, un hijo de migrantes, parte de la minoría y, como “vil wetback”, un acorralado más de la derecha.
Se supo que tras el atentado a la titular de Seguridad Pública de Michoacán, Minerva Bautista, la Sociedad Mexicana de Guardaespaldas solicitó a las secretarías de Gobernación y de la Defensa Nacional apoyo para la portación de armas “que equiparen la potencia que emplea la delincuencia organizada”, y permiso para acceder libremente a “instalaciones adecuadas para recibir instrucción de tiro de manera constante y permanente”. Una pregunta: ¿Y quiénes son estos, los guaruras organizados?
Apunte final: San Lázaro es como un manicomio. De hoy martes al viernes habrá trabajo para aventar. Los líderes de las bancadas se atoraron ayer tratando de definir una ruta para las 100 iniciativas y los 150 puntos de acuerdo pendientes. Sólo hay una certeza: que la ley antimonopolios será aprobada y enviada al Senado. Eso dicen.
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