Hubo conmoción en Nueva York, en uno de sus lugares más emblemáticos, Times Square, por el descubrimiento de un carro bomba que no llegó a explotar, debido a que fue desactivado a tiempo por la Policía. El presunto autor, de origen paquistaní, fue detenido; se ha informado sus vínculos y adiestramiento con los talibanes. Este reciente hecho en el corazón de la capital del mundo es otra de las incontables evidencias respecto a un fenómeno de execrables inspiraciones y efectos devastadores, del que no está exento ningún país.
En la misma metrópoli, el 11 de septiembre del 2001, los amantes del caos demostraron lo que son capaces de hacer, con la destrucción de las Torres Gemelas, que fueron consideradas símbolos de nuestra civilización. Desde ese día, la humanidad sabe a ciencia cierta que el terrorismo es mortífero enemigo de la especie humana, capaz de cometer los actos más infames.
La respectiva Convención Interamericana le considera grave amenaza delictiva para los valores democráticos, la paz y la seguridad internacionales, por eso existe el compromiso de fortalecer la cooperación hemisférica a fin de prevenir, controlar y eliminar el terrorismo en todas sus formas y manifestaciones.
No solo ataca a las naciones desarrolladas. En Buenos Aires, sujetos que ingresaron a la Argentina como diplomáticos de Irán, ocasionaron muerte y destrucción en la Embajada de Israel y en la Asociación Mutual Israelita, con atentados que jamás debe olvidar la conciencia latinoamericana, por eso y justificadamente intranquiliza el reciente expansionismo de Irán, que apoya al fundamentalismo islámico y que sigue a pie juntillas las protervas enseñanzas de los ayatolas en el sentido de actualizar la perversa guerra santa contra Occidente, alentada por rabiosos clérigos que ofrecen el paraíso a los asesinos.
Cuánto más se puede escribir sobre este tema, como también sobre el narcoterrorismo, encarnado en las FARC (Colombia) y Sendero Luminoso (Perú). La presencia de los narcos mexicanos, que han visto a Centroamérica y el Caribe como objetivos estratégicos para sus ruines acciones, luego de haber sumido a la apreciada nación azteca en el espeluznante ambiente de corrupción y criminalidad que es de conocimiento público, cabe también en esta clasificación donde los cuantiosos dineros turbios de la droga patrocinan actividades de violencia extrema, a cambio de protección armada para los intereses de los mafiosos.
El desafío del terror constituye uno de los principales riesgos de la actualidad, intensificado por la acechanza latente del terrorismo nuclear a que se inclinan las intenciones del presente eje del mal constituido por Irán, Corea del Norte y Siria, que obsesivamente buscan armas de destrucción masiva, en desmedro de la paz, la libertad y la democracia.
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