Obama, the Republicans and the Triangle of Power in the U.S.

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El presidente Barack Obama ha hecho un llamado a los republicanos para mejorar las relaciones y sacar a Estados Unidos adelante después de la debacle del martes, donde los demócratas sufrieron la derrota más grande de los últimos 60 años. El martes eran 257 representantes demócratas y 178 republicanos. El miércoles amanecimos con 239 sillas republicanas y 185 demócratas, y unos 14 escaños por definir. Y lo que se teme es un enfrentamiento que genere una parálisis en el Capitolio, en Washington, que pudiera ser fatal para el orbe entero.

Obama dio una conferencia de prensa el martes y comenzó por aceptar su “responsabilidad” por dicha pérdida. De hecho, el manejo del poder en Washington ya no es una cuestión entre el jefe de la Casa Blanca y su partido, sino un triángulo de poder entre el mandatario estadounidense, John Boehner -el nuevo presidente de la Cámara de Representantes- y el líder republicano del Senado, Mitch McConnell.

Aunque Harry Reid, el demócrata que aún preside el Senado, ganó en Nevada -gracias al voto hispano-, todavía no se sabe si continuará liderando a los demócratas o si, por el contrario, los azules van a elegir un presidente menos “contaminado” por las políticas impuestas por los demócratas, como la ley de estímulo económico y la reforma de salud -dado que los republicanos se comprometieron a lo largo y ancho del país a derogar la ley de salud y a rebajar los impuestos de todos los estadounidenses-. Pero Reid es un demócrata moderado, abierto al diálogo y un hábil negociador -lo que lo hace necesario para los demócratas-.

Tampoco se sabe qué va a pasar con Nancy Pelosi, la todavía presidenta de la Cámara. Su nombre genera mucha controversia entre los estadounidenses, ya que durante su mandato se mostró como una mujer dura y mandona que imponía su criterio de izquierda al costo que fuera. Por eso, los miembros del Té la escogieron como el símbolo de que “los demócratas quieren imponer el socialismo en Estados Unidos”.

De igual manera, todo el mundo se pregunta cuál va a ser el rol de Sarah Palin, la princesa encantada de los del Té. Aunque sus protegidos ganaron más de la mitad de las contiendas en las que participaron, algunos de sus favoritos, como Ken Buck, en Colorado, perdía frente al demócrata Michael Bennet, mientras que su archirrival, la senadora republicana Lisa Murkowski, de Alaska -las dos son de dicho estado- está derrotando a Joe Miller, el candidato de Palin.

Por otro lado, en su conferencia de prensa, Obama dijo que “absolutamente” negociaría los recortes de impuestos que finalizan este año. Los demócratas quieren recortar los impuestos para las personas que ganen menos de 250.000 dólares anuales y aumentar en un uno por ciento el impuesto a los más ricos, pero los republicanos desean rebajar los impuestos para todo mundo -incluyendo los ricos-.

Sin embargo, los republicanos, con aire triunfal, no cesan de decir frente a las cámaras de TV que no ganaron “para dejar las cosas como están”. Y alegan que la Casa Blanca va a tener que optar por la rebaja de impuestos para todo el mundo; no poner en marcha la reforma del sistema de salud y no aceptar otra ley de impulso económico que Obama está proponiendo.

Pero, según CNN, el presidente les habría enviado un recado a los republicanos, diciéndoles que la Casa Blanca “no va a aceptar los intentos de repetir o debilitar los temas centrales de sus dos primeros años de mandato: las regulaciones financieras, la reforma de salud y la asistencia federal para la educación superior”.

Los analistas gritan a voz en cuello que las relaciones entre el Ejecutivo y el Legislativo van a ser “feas”. Y lo tienen que ser, porque ya comenzamos la campaña para el 2012, con Obama queriéndose postular y los republicanos atacándolo con todas sus fuerzas.

En el momento de escribir esta nota, los republicanos iban ganando 62 escaños en la Cámara y había por lo menos otras 14 contiendas, en las cuales se peleaba voto a voto.

Así las cosas, algunos analistas dicen que es posible que lo que venga sea una parálisis en el Capitolio, por el enfrentamiento entre los republicanos y los demócratas, lo que de paso va a generar que nos olvidemos de leyes tan urgentes como el control fiscal de las grandes multinacionales financieras y de la banca global, y control para mejorar el medio ambiente.

Sin embargo, la imposición de criterio por parte de los republicanos y la parálisis del Gobierno federal -como le pasó a Bill Clinton cuando los demócratas perdieron las elecciones de mitaca- tendrían en este momento un costo demasiado alto para Estados Unidos: la posibilidad de la pérdida del liderazgo mundial frente a China e India, según se atreven a decir algunos analistas de izquierda. Los de derecha alegan que todo está muy bien.

Quizá en su afán de derrotar “a ese negro y sus ideas socialistas”, los del Té les están entregando el poder y el liderazgo a otros personajes de piel amarilla y café oscura que ni siquiera son estadounidenses…

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