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HONDURAS registra “un flujo migratorio mucho más agresivo” este año, cuando al menos unos 60,000 hondureños migraron

del país, la mayoría de ellos a los Estados Unidos, en busca de mejores condiciones de vida, según informaron este

miércoles autoridades de la cancillería. Pero mientras unos van otros vienen. A la fecha cerca de 45,000 hondureños han

sido deportados por la vía aérea y la terrestre. Según las estadísticas, el flujo migratorio histórico ha sido de 25 mil

anualmente. Así que la cantidad de migrantes, que casi se ha triplicado, es una consecuencia tanto del conflicto político

que vivió el país como de la crisis económica que se padece, que niega oportunidades de trabajo a una buena parte de la

población. Más de la mitad de los 200 mil jóvenes que anualmente se convierten en población económicamente activa, no

encuentra trabajo, así que la única opción que tienen es salir del país.

El otro dato que está ligado a lo anterior es que el porcentaje de hogares hondureños que reciben remesas ha disminuido.

Según un documento, Cultura política de la Democracia en Honduras, “la crisis financiera mundial ha golpeado la economía

hondureña con un golpe doble; en primer lugar, la desaceleración de la actividad económica en los Estados Unidos, que es

el principal mercado para las exportaciones de Honduras, significó una disminución de las exportaciones y el aumento del

déficit”. En segundo lugar “la mayor tasa de desempleo, así como el endurecimiento de la postura antiinmigración en

algunos estados de la Unión han afectado la capacidad de los hondureños que residen en los Estados Unidos de seguir

enviando remesas a sus familias en Honduras”.

El estudio revela que las remesas representan más del 12 por ciento del PIB y que estas se han convertido en “la primera

o segunda fuente de ingresos, algunas veces rebasando a las exportaciones, el turismo y la inversión extranjera”.

Asimismo, el reporte reveló que en el caso particular de Honduras, “la actual crisis mundial también causó una contracción

de las exportaciones, las inversiones extranjeras directas, las remesas y los ingresos del turismo, que condujeron a la

disminución del PIB”. No es un secreto que el ingreso de las remesas es lo que ha mantenido un nivel aceptable de reservas

internacionales, sin las cuales el lempira ya ratos se habría devaluado. Estos ingresos adicionales a las familias es lo que

alimenta el consumo, que a la vez genera comercio y crecimiento económico.

En la medida que disminuyan esos ingresos, sufre no solo el presupuesto de quienes dependen de ellos sino la economía del

país. Quizás el impacto de esta disminución se compense por el flujo de recursos que recibirá el país proveniente de los

financiamientos externos. Aparte de los recursos de la cooperación internacional, represados durante el aislamiento, que

espera recibir el gobierno. Sin embargo, la situación para nuestros compatriotas en el exterior se ha complicado. No hubo

reforma migratoria y ahora con este giro político que se produjo en las recientes elecciones legislativas en los Estados

Unidos, es casi imposible que la haya. El ambiente para los hispanos allá cada vez es más árido, razón por la cual es

urgente que aquí haya incentivos que estimulen a las fuerzas productivas para crear fuentes de trabajo.

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