Second Class

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SEGUNDA CLASE

8 Enero, 2011 Sección Editorial

SIGUE el vía crucis para los hispanos. Un senador estatal de Nebraska presentó una iniciativa contra los inmigrantes indocumentados parecida a una controvertida ley aprobada el año pasado en Arizona. El congresista argumenta que “el proyecto tiene como objetivo frenar la inmigración ilegal y proteger a los contribuyentes de tener que pagar por la educación, beneficios y gastos médicos de los indocumentados”. Al igual que la ley de Arizona, esta exigiría a los policías que, “cuando hagan valer otras leyes, pregunten además por el estatus migratorio de quienes sospechen que se encuentran en el país sin papeles de residencia legal”. “También se requeriría que los que no son ciudadanos estadounidenses porten documentos que demuestren su estatus legal. No llevar los documentos sería considerado un delito menor”. Aunque está claramente evidenciado que este tipo de legislación incita la caracterización racial, Nebraska es uno de los 21 estados buscando aprobar legislación similar.

En otro frente, varios congresistas estatales propusieron “negar la ciudadanía a los hijos de inmigrantes indocumentados, dizque para proteger al país de lo que describen como una invasión migratoria”. La 14 enmienda de la Constitución de Estados Unidos garantiza la ciudadanía a todos los nacidos en el país. “La 14 enmienda se adoptó en 1868 y restó validez a un dictamen del Tribunal Supremo de 1857 que sostenía que ni los esclavos liberados ni sus descendientes podrían convertirse en ciudadanos. La enmienda sostiene que la ciudadanía es aplicable a “todas las personas nacidas o naturalizadas en EE.UU. y sujetas por lo tanto a la jurisdicción del país”. Los legisladores buscan introducir proyectos de ley en sus asambleas legislativas para exigir que los padres prueben su estatus migratorio antes de obtener un certificado de nacimiento para sus bebés.

Los políticos pretenden crear dos tipos de certificados de nacimiento, uno para niños de ciudadanos y otro para hijos de indocumentados. Los legisladores califican los indocumentados como un “veneno”, una “invasión” y aducen que “muchos inmigrantes sin papeles cruzan la frontera con el único fin de tener hijos en Estados Unidos y “anclarse” así en el país. En otras palabras, quieren que la democracia ejemplo del mundo tenga dos tipos de ciudadanos, unos de mayor y otros de menor categoría como en tiempos de la esclavitud. La Liga de Ciudadanos Latinoamericanos Unidos (LULAC), una organización pro-inmigrantes, dijo temer que “los esquemas ilegales que proponen algunos estados” permita que exista un grupo de ciudadanos de segunda clase “fáciles de explotar”. Las organizaciones que defienden los derechos de los hispanos replican que “la igualdad ante la ley de todos los nacidos en Estados Unidos es uno de los motores centrales de la igualdad que defiende la Constitución” del país “y es fundamental para nuestra sociedad”. Este ambiente de hostilidad contra los hispanos ha crecido en la medida que el tema de la reforma migratoria se ha politizado. En la última elección presidencial les pidieron los votos, ofreciéndoles que sería prioridad esta reforma para resolver su situación de una vez por todas. Y el compromiso quedó en el aire. Fueron otras las prioridades que ocuparon la administración, hasta que el tema volvió a politizarse con motivo de las elecciones legislativas de medio período, sólo para complicarles más el padecimiento a los inmigrantes hispanos.

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