Obama Exalts Brazil as Economic and Democratic Model

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El presidente estadounidense, Barack Obama, concluyó ayer una visita de dos días a Brasil. Comenzó su visita el sábado en Brasilia, donde fue recibido con pompa por la presidenta brasileña, Dilma Rousseff, y la cerró ayer en Río de Janeiro con un discurso en el Teatro Municipal, en el que exaltó a Brasil como “ejemplo” de transición entre la dictadura y una democracia próspera.

En la capital brasileña, Obama se entrevistó con Rousseff, con quien analizó asuntos políticos y económicos de interés bilateral y mundial y posteriormente, hicieron una declaración conjunta a la prensa.

En esa comparecencia, Obama afirmó que apoya “con entusiasmo” el crecimiento económico de Brasil, mientras que Rousseff señaló que para tener “relaciones económicas más justas y equilibradas” es necesario “que se derriben barreras levantadas” a productos brasileños como el etanol, la carne bovina, algodón, el jugo de naranja y el acero.

Obama no se compromete. Rousseff insistió en una reforma del Consejo de Seguridad de la ONU que incluya a Brasil como miembro permanente, aspiración que sólo quedó consignada de manera general en el comunicado conjunto de la reunión y por la que Obama expresó su “apreciación”.

Posteriormente, el jefe de la Casa Blanca se dirigió a los participantes en un foro empresarial, a quienes dijo que para Brasil el “futuro ha llegado” y que el país ocupa un “lugar prominente en el mundo como gran potencia económica y financiera”.

El presidente enfatizó la riqueza petrolera que Brasil ha descubierto en aguas profundas del Atlántico, en los yacimientos conocidos como presal, en los que la estatal Petrobras calcula que existen reservas cercanas a los 80 mil millones de barriles.

“Queremos ayudarlos con tecnología y apoyo para explotar estas reservas petrolíferas de manera segura y, cuando estén listos para comenzar a vender, queremos ser uno de sus mejores clientes”, dijo.

“Como India o China”. La importancia que Obama da al gigante suramericano quedó corroborada cuando afirmó que “es hora de que Estados Unidos trate sus operaciones económicas en Brasil con la misma seriedad de sus tratos con India o China”.

El presidente se trasladó luego a Río de Janeiro, donde hoy tuvo una agenda mas informal.

En primer lugar, fue a la favela Cidade de Deus, hasta hace dos años en poder de los narcotraficantes, donde asistió con su esposa Michelle y sus dos hijas a una exhibición de samba, maracatú, funk y capoeira por parte de jóvenes de esa barriada.

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