Barack Obama tras un segundo mandato
Raúl Sohr
El gran reto del Presidente de Estados Unidos para lograr la reelección, en noviembre del 2012, es ser reconocido, como lo
fue en su candidatura de 2008, como un innovador y no como el mal menor.
Lunes 11 de abril de 2011 | Mundo
Barack Obama aún tiene el carisma con que reencantó a millones de estadounidenses con la política durante la campaña de
2008.
Barack Obama que reencantó con la política a millones de estadounidenses irá por más. Su gran reto para lograr la
reelección, en noviembre del 2012, es ser reconocido, como lo fue en su candidatura de 2008, como un innovador y no
como el mal menor.
Cuatro años en la Casa Blanca no pasan en vano. Recibió el país en la peor crisis financiera desde la década de los 30. Ello
con la consecuencia de un alto desempleo, que superó el 10%, y una baja significativa en los ingresos de amplios sectores.
Así el grueso de sus esfuerzos en el plano económico, el determinante para sus posibilidades electorales, apuntaron a
devolver la confianza a sus electores. En la actualidad el cuadro mejora con una baja sostenida del desempleo y las
encuestas señalan que Obama tiene probabilidades razonables de repetir el mandato.
A su haber figura la aprobación de la reforma del sistema de salud que incluyó a casi 50 millones de excluidos. Entre sus
déficit está no haber logrado una nueva política migratoria. Pero los inmigrantes latinos, hasta cierto punto, son un voto
cautivo.
Todo político sabe que una semana en política es una eternidad pues pueden ocurrir muchas cosas. Obama lo ha
experimentado en carne propia.
El 31 de marzo del año pasado autorizó nuevas exploraciones petroleras en aguas profundas en el Golfo de México. El 20 de
abril estalló la plataforma Deepwater Horizon causando el mayor desastre ambiental de la historia del país.
Lo mismo le ocurrió con la energía nuclear: al poco tiempo de facilitar garantías fiscales para construcción de nuevas
plantas núcleo eléctricas sobrevino el desastre en Fukushima en Japón. Sus recientes propuestas energéticas se distancian
de sus promesas electorales originales que preveían menos petróleo y una actitud fría ante la energía atómica.
En su política exterior Obama logró un importante acuerdo con Rusia para la reducción de armas nucleares. De hecho logró
resetear, para emplear la expresión de la secretaria de Estado Hillary Clinton, sus relaciones con Moscú. Ha buscado
cumplir con las metas de retirar las tropas de Estados Unidos en Irak y Afganistán.
Donde no ha tenido éxito es en el Medio Oriente. Sus intentos por lograr un avance en las negociaciones israelo-palestinas
están en un punto muerto. Y la postura de Washington frente a la primavera árabe es un nudo de contradicciones. Ello sin
considerar la insólita exigencia de cambio de régimen en Libia.
Pero pese a que Obama no ha satisfecho muchas de las ilusiones, que despertó con su llegada a la Casa Blanca, todavía
parece como el mejor posicionado para seguir residiendo en ella.
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