La camada republicana post-2008
16ABR 2011 17:30
¿Qué haríamos los medios sin personajes inefables como Donald Trump? La última ocurrencia del enfant terrible del tupé consiste en sugerir que está interesado en presentarse a las primaras republicanas. Sorprendentemente, las encuestas le sitúan entre los grandes favoritos, por delante incluso de políticos experimentados como Tim Pawlenty, o Newt Gingrich.
Bajo mi punto de vista, Trump no tiene ninguna opción de hacerse con la nominación republicana. Cero. Si realmente se presenta, cuando comiencen las hostilidades entre los aspirantes, el pasado de Trump ofrecerá tantos blancos a sus adversarios, que pronto caerá de la cima en las encuestas. Lo que no tengo claro es si Trump realmente cree que puede ganar, o si todo forma parte de su “show” para mantenerse en el candelero mediático.
Sea como fuere, su éxito en las encuestas sí muestra un hecho incontestable: las bases republicanas no están satisfechas con el grupo de presuntos presidenciables. Conversando con simpatizantes republicanos, es fácil percibir una verdadera falta de entusiasmo por los candidatos que suenan con más fuerza, los Romney, Barbour, Palin, etc.
A menos que se produzca algún acontecimiento inesperado de gran impacto, creo que Obama no pasará demasiadas dificultades para imponerse en 2012 si se enfrenta a cualquiera de los republicanos que han abierto la puerta a una candidatura. Todos ellos, de una forma u otra, están conectados con un pasado republicano del que muchos simpatizantes ahora reniegan, o simplemente quieren pasar página.
Los fracasos de la presidencia Bush, su guerra de Irak y su déficit desbocado, hundieron a un Partido Republicano necesitado ahora de reinventarse a sí mismo. En las legislativas del 2010, el desencanto con las políticas de Obama, o con sus resultados, otorgó a los conservadores savia nueva en forma de decenas de caras nuevas, e incluso varios oradores talentosos. Un buen material sobre el que reconstruir su marca.
Sin embargo, esa frescura no está representada entre los aspirantes a la Casa Blanca. De una forma u otra, la mayoría están vinculados a un pasado poco honroso del que se quiere pasar página. De la troupe, el único que no ejerció la política durante la presidencia Bush es Newt Gingrich, pero tras haber sido protagonista de las agrias batallas de los 90, tampoco se puede decir que aporte una bocanada de aire fresco al partido.
Los republicanos sí cuentan en sus filas con varios políticos jóvenes y carismáticos, perfectamente capaces de recuperar la Casa Blanca, como el popular Chris Christie, el gobernador de Nueva Jersey al que muchos están empujando a presentarse, o Marco Rubio, el carismático senador de Florida, capaz de despertar las alabanzas tanto de conservadores como de moderados. A la lista se podrían añadir nombres como los congresistas Eric Cantor y Paul Ryan, o los gobernadores Nikkie Haley y Bobby Jindal.
Su problema es la falta de experiencia, un pecado que los republicanos no se han cansado de reprochar a Obama. De hecho, algunos de ellos aún posee menos bagaje del que Obama poseía en 2008. El entonces senador, llevaba tres años en el Capitolio, mientras que, por ejemplo, Christie suma sólo año y medio gobernando Nueva Jersey, y Marco tan sólo tres meses en el Senado.
Probablemente, la nueva camada es consciente de ello, y también de que en 2016 el camino hacia la Casa Blanca estará mucho más despejado, pues no habrá ningún candidato demócrata que cuente con las ventajas que otorga el ocupar la Casa Blanca.
Así pues, lo más probable es que, por mucho que les insistan, Christie, Marco y el resto, cumplan su palabra, y no se presenten a las primarias. A menos que su cálculo pase por considerar que, incluso en caso de una hipotética derrota electoral en 2012, presentarse les sería ser rentable políticamente de cara al 2016. Unas primarias suponen una magnífica plataforma de publicidad, y además permiten construir una plataforma de contactos y complicidades que es fácil resucitar cuatro años después.
Si algún miembro de la nueva camada realizara este planteamiento, las primarias y generales que se avecinan serían mucho más animadas. Me refiero, claro, desde un punto de vista político, no del “freak show” que representa Trump.
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