Bin Laden’s Death Ends a Cycle in the Middle East

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La muerte de Bin Laden cierra un ciclo en Oriente Medio

08/05/11

Reorientación estratégica. EE.UU. tiene ahora nuevas prioridades globales, situadas en Asia. El ajuste de los gastos de

defensa es ineludible.

Por Jorge Castro, analista

La eliminación de Osama Bin Laden es un hecho político de alcance mundial, que convalida y ratifica un acontecimiento

previo de mayor importancia estratégica. Se trata de su completa irrelevancia -de él y de su organización, Al Qaeda- en

la ola insurreccional que recorre Oriente Medio, y en especial el mundo árabe, a partir de los sucesos de Túnez, con

epicentro en el eje político, cultural e intelectual de la región, que es Egipto.

Hacia fuera, la desaparición de Bin Laden cierra el ciclo de guerras en Oriente Medio -Irak, Afganistán, Libia-, que

EE.UU. desencadenó como respuesta a los ataques terroristas combinados del 11 de septiembre de 2001, que

provocaron más de 3000 muertos en su población civil y constituyeron el mayor y más efectivo golpe estratégico

experimentado en toda su historia.

En el futuro inmediato, lo probable es que EE.UU. acelere el calendario de retiro de sus tropas en Afganistán, que

comienza en julio de este año y que debe concluir, a más tardar, en 2014. Ese año se retiran también la totalidad de las

fuerzas de la OTAN , en las que están encuadradas 49 países.

Este retiro anticipado convergiría con el inicio de negociaciones públicas con los talibanes (las secretas se llevan a cabo

hace 2 años), para encontrar una salida política y no militar al conflicto , en el marco de un acuerdo internacional del

que participen los 5 grandes países vecinos de Afganistán, ante todo China, Rusia, India, Pakistán, y por extensión, y en

forma implícita, al menos inicialmente, también Irán.

El cierre del ciclo de guerras en Oriente Medio lleva a EE.UU. a fijar un nuevo orden de prioridades globales , situado en

el eje del sistema mundial después de la crisis 2008/2009, que es Asia -China e India en primer lugar- y en otros países

emergentes, ante todo Brasil.

En este contexto, Osama Bin Laden se transforma, tras su desaparición física, en un personaje histórico de la primera

mitad del siglo XXI , derrotado estratégicamente, antes que por los comandos navales norteamericanos, por la ola

insurreccional de la sociedad civil que transforma irreversiblemente Oriente Medio. Así, en la segunda década del siglo,

Bin Laden se convierte en una nota a pie de página de la historia del mundo.

Respecto a Pakistán, hay que advertir que EE.UU. no va a romper con el gobierno de Islamabad, y menos con el ejército

pakistaní -única institución nacional en el país- por su omisión en la búsqueda del paradero de Bin Laden, porque su

participación es esencial para las negociaciones de paz en Afganistán . El nuevo orden de prioridades estadounidense

implica una política exterior distinta, con eje en China , en la búsqueda deliberada de construcción del G-2. También

requiere una nueva estructura de gastos de Defensa, que reduzca significativamente los U$S 800.000 millones anuales

que gasta en defensa y seguridad, una cifra superior al resto del mundo, sumado.

Es lo que intenta hacer Barack Obama, que se propone reducir en U$S 400.000 millones los gastos de este sector del

Estado hasta 2023, que los llevaría de 5,4% del PBI, a menos de 3% en ese período. Una reducción de esta magnitud

equivale a una desmovilización completa de segmentos enteros del establecimiento militar , semejante a las que ha

experimentado EE.UU. en otras situaciones post-bélicas (1946/1992).

Desde 1998/2000, el presupuesto del Pentágono ha aumentado 54% en términos reales, el mayor nivel de expansión en

50 años . Si se le suman los gastos de guerra en Irak y Afganistán, el aumento real es más de 100%, un auge superior

al incremento de los años de Kennedy (crisis de los misiles, 1962), Johnson (Guerra de Vietnam, 1964/1975) y Reagan

(etapa final de la Guerra Fría), sumados.

La eliminación de Osama Bin Laden implica el fin de una etapa en la historia del mundo y se convierte en el punto de

inflexión para el ineludible ajuste de EE.UU. ante una situación cualitativamente novedosa.

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