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Posted on August 20, 2011.
NUEVA YORK. El cambio que la debilidad de Barack Obama y la dureza de la Fanaticada del Té han impuesto en el Capitolio y en la política de Estados Unidos es tan grande que ha llevado al país ¿y de paso al resto de la economía mundial¿ a un nivel de incertidumbre sin precedentes, lo que ha generado falta de credibilidad mundial en materia económica, y por eso la baja de categoría que las calificadoras de riesgo le han dado a la Unión Americana, al pasarla de AAA a AA+. Además, ya la Agencia China devaluó aun más el crédito del Tío Sam y califica su deuda en AA.
Los analistas de Standard’s & Poor’s, S&P, bajaron a Estados Unidos de la máxima calificación, con el agravante de que ahora la deuda vale mucho más por la subida de intereses. ¡Vaya regalito el que le hicieron a su país y al mundo entero Michele Bachmann, aspirante a la nominación presidencial del 2012, Jim DeMint y el resto de filibusteros del Té y la falta de pantalones de Barack Obama!
El anuncio del viernes estaba avisado. Desde abril, la agencia había manifestado que existía un 50 por ciento de posibilidades de rebajar la calificación de la deuda gringa, lo que se agravó con la pugna en las negociaciones para alcanzar un acuerdo sobre el techo de la deuda en el Capitolio.
Aunque esta devaluación es la primera en la historia del país, la misma agencia S&P advierte que hay un 33 por ciento de posibilidades de otra rebaja de la calificación de la deuda gringa. Mientras que las crisis de Italia y España se sumaron para poner los mercados accionarios mundiales en desbandada.
Pese a que muchos alegan que la deuda soberana de Estados Unidos estaba súper evaluada, y que la crisis económica que viven España e Italia también está contribuyendo a este vaivén económico global, lo cierto es que los forcejeos de la semana antepasada en la Casa Blanca y el Capitolio gringo, entre demócratas y republicanos, fueron demasiado lejos al demostrar que los representantes republicanos de ultraderecha, representantes de la Fanaticada del Té, tienen secuestrado el Congreso ¿y al resto de la nación¿ y con un revólver en la cabeza.
El gran problema con los del Té es que reniegan de cualquier propuesta de Washington, por sensata que parezca. Mientras el presidente Barack Obama afirmaba que lo que estaba ocurriendo en las negociaciones podría resultar en la degradación de la deuda del país, la Fanaticada del Té enviaba cartas y correos electrónicos, aullando que nada de eso iba a pasar, que lo que ocurría era que Washington y Wall Street seguían durmiendo juntos, después de que Obama asustara a todo el mundo para poderles prestar los 700 millones de dólares que les concedió en el 2008, a costillas de los contribuyentes.
Las negociaciones de hace dos semanas para impedir el cierre de Washington y el no pago de la deuda mostraron en todo su esplendor lo que ya muchos sabíamos: que los filibusteros del Té ganaron. Aunque en este país el racismo y las guerras siempre han generado una división interna, en el Congreso y la Casa Blanca las cosas no eran tan complicadas porque los políticos siempre llegaban a un acuerdo en beneficio del país.
“La política siempre funcionaba, a pesar de las erupciones y explosiones que generaban hechos como la lucha por los derechos civiles y el movimiento antiguerra. Había filibusteros contra los derechos civiles, pero fueron superados. Los demócratas del Congreso de entonces no recurrieron a tácticas extremistas, como la pelea de la semana pasada para ampliar los préstamos, para parar la guerra de Vietnam”, dijo Joe Klein, a través de la NBC, al comentar lo ocurrido con la Fanaticada del Té.
En esta ocasión no fue así. Los del Té obligaron a Obama y a sus seguidores demócratas a firmar el techo de la deuda, sin un aumento de impuestos a los ricos, lo que según S&P fue el gran detonante para la rebaja de la calificación de la deuda estadounidense.
Pero quizá el mayor y más importante mensaje que la degradación de la deuda de Estados Unidos, al pasar de AAA a AA+, le está enviando al planeta es que las calificadoras de riesgo y los organismos económicos consideran que la Casa Blanca y el Congreso de este país son incapaces de resolver los problemas de su economía doméstica, lo que amenaza no solo el liderazgo mundial del Tío Sam, sino también la supervivencia de la clase media, debido al gran debilitamiento que enfrenta por el desempleo y a los tremendos recortes de servicios que se avecinan.
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