California, el estado que por sí mismo es la octava economía mundial, es también uno de los mayores consumidores de droga y una de las entidades de Estados Unidos que menos requisitos pide para la venta de armas. Aun sabiendo todo lo anterior, el gobernador de California Jerry Brown decidió la desaparición de las Fuerzas de Tarea antinarcóticos de la policía local, con el fin de reducir el presupuesto 2012.
Se supone que no desaparecerán las acciones para combatir al narcotráfico, dado que los gobiernos municipales tratarán de compensar el hueco. Sin embargo, la penetración del crimen organizado mexicano en diversas localidades alrededor de la frontera —que ha forzado a alcaldes y gobernadores a pedir ayuda federal— evidencia la poca prudencia de la medida y la ligereza con la que algunos gobiernos estatales en el vecino país del norte enfrentan este problema.
Estados Unidos exhibe la ambigüedad de su propio discurso al exigir hacia el resto del mundo el mantenimiento del enfoque punitivo en el combate global al tráfico de drogas mientras que en su estado más poblado decide abandonar el frente armado que se especializaba en la lucha contra el narco. De esta manera le da la razón, en los hechos, a quienes argumentan que intentar frenar un fenómeno económico a través de medidas policiacas es una estrategia estéril.
Lo que quizá el gobernador de California no prevé es que en México y en el propio Estados Unidos hay ejemplos de que dejar intocado el problema o reducir la acción policiaca no implica por sí misma solución alguna.
La Procuraduría General de Justicia de Texas, por ejemplo, ha tenido que pedir ayuda al gobierno de Barack Obama ante el incremento de casos de violencia y de enfrentamientos con autoridades locales, estatales y federales en ciudades fronterizas con México. “Desde hace tiempo advertimos al gobierno federal del cruzamiento de la violencia de México hacia Estados Unidos. Esto representa un hecho sin precedente debido a que en El Paso está ubicada la segunda instalación militar más grande de los Estados Unidos”, ha dicho la procuraduría texana.
La decisión de California no debe verse como un problema sólo de Estados Unidos. El crimen organizado es transnacional y si no se le ataca con la misma fuerza en todos los países en donde radica jamás podrá eliminársele. En ese sentido, México sigue a la espera de una corresponsabilidad plena de parte de su negligente vecino.
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