25/07/2012
EE.UU.: atracción fatal a las armas de fuego
Tanto el Presidente Barack Obama como Mitt Romney, el aspirante presidencial republicano, son partidarios de un mayor control de las armas de fuego. Pero ninguno ve algún capital político en abrir un debate sobre el tema.
Estados Unidos ha implantado una estricta cultura de seguridad a lo largo del mundo. Un ejemplo: está prohibido subir a bordo de un avión con una inofensiva botella de agua.
Pero nada impide a cualquier ciudadano estadounidense comprar un arma de fuego. En la mayoría de los estados basta con presentar un certificado que muestra la ausencia de antecedentes penales para comprar, incluso, armas de guerra.
Fue el caso de James Holmes, que utilizó un fusil de asalto AK-47 en la matanza de 12 personas, y que además dejó 58 heridos en un cine de la localidad de Aurora en las afueras de Denver. La venta de estos fusiles de alta letalidad fue prohibida en 1994, pero está permitida, una vez más, desde 2004. Holmes pudo adquirir toda la munición, unas 6 mil balas, vía internet.
En Estados Unidos se calcula que hay unas 300 millones de armas distribuidas entre la población. 1 de cada 4 estadounidenses es propietario de 1 o más de ellas.
En lo que va corrido del siglo, más norteamericanos han muerto baleados por algún compatriota que los que han caído por fuego enemigo. Cada año las armas de fuego causan la muerte de 30 mil personas. Unas 300 mil son encañonadas en el curso de asaltos o disputas. El costo de la violencia armada y sus secuelas es estimado en alrededor de 100 mil millones de dólares.
Pese a ello, el grueso de los norteamericanos favorece la tenencia de armas de fuego. Una encuesta reciente mostró que apenas el 26% era partidario de prohibir el porte de pistolas, aunque el 53% era contrario a la venta libre de los AK-47 y otros fusiles de asalto.
¿Qué efecto tuvo un hecho trágico como el baleo de la parlamentaria Gabrielle Giffords, en Arizona, el año pasado, en que fue empleada una pistola Glock semi automática de 9 milímetros? Bueno, ese modelo de arma de puño duplicó sus ventas. Lo mismo ha ocurrido en el estado de Colorado, donde las solicitudes de antecedentes para la compra de armas aumentaron en un 43% desde la matanza de Aurora. La motivación de los compradores potenciales es lograr una sensación de mayor seguridad.
El apoyo para la introducción de leyes más estrictas de control de armas está a la baja. En esta materia hay una clara relación entre las posturas políticas: 64% de los demócratas es partidario de un mayor control de la venta y porte armas; entre los independientes (la absoluta mayoría) es apenas el 37% y sólo el 31% de los republicanos cree que es necesario.
Y, claro, los políticos estudian las encuestas como los médicos utilizan los estetoscopios. Tanto el Presidente Barack Obama como Mitt Romney, el aspirante presidencial republicano, son partidarios de un mayor control de las armas de fuego. Pero ninguno ve algún capital político en abrir un debate sobre el tema. En consecuencia ambos han guardado un diplomático silencio para no echarse encima al poderoso lobby que defiende la libertad de las personas para andar armadas.
En consecuencia Estados Unidos vivirá un recurrente luto por las víctimas de balaceras ocasionadas por desquiciados. Pero la responsabilidad de estos hechos pesa sobre el conjunto del país.
Leave a Reply
You must be logged in to post a comment.