Obama for a Second Term

Edited by Heather Martin

 

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Si se comparan las convenciones demócrata y republicana es posible concluir que Estados Unidos no optará solamente entre dos candidatos, Barack Obama o Mitt Romney, sino sobre todo entre dos proyectos de país para enfrentar la crisis e impulsar el crecimiento de la economía.

Uno que mira al futuro y cuyas bases se han sentado en la presidencia de Obama y otro que se aferra a recetas tradicionales republicanas que han llevado a la Unión Americana a varias crisis económicas, que cree que el mercado todo lo arregla automáticamente e impulsa la desregulación en todos los terrenos, retira al gobierno, sataniza cualquier política de protección de la economía y deja operar a sus anchas a financieros voraces, especuladores, a los bancos, las calificadoras y Wall Street, que protege los privilegios de los ricos a los que beneficia con disminución de impuestos. Los republicanos pretenden llevar adelante exactamente las mismas políticas que hundieron al país en la recesión de 2008 y de la que no acaba aún de salir.

Los republicanos tienen como lema de campaña una pregunta repetida mil veces a la población: ¿Esta usted mejor ahora? Apuestan a que la mayoría de los estadounidenses dirá que NO y votará por la dupla Romney–Ryan. Respecto a esta pregunta, Bill Clinton se encargó en un discurso sin paralelo el miércoles pasado, de poner las cosas en su debido contexto y proyección de futuro. En primer lugar, recordó que en 2008 Obama recibió un país que se hundía en una crisis económica y financiera sin precedentes, que perdía empleos por millones.

Y que fue Obama el que detuvo la caída, o puso piso a la crisis, quien tomó no pocas medidas indispensables a las que, por cierto, se opusieron los republicanos como el rescate de la industria automotriz que ha recobrado su vigor, como algunas regulaciones mínimas a las financieras, los bancos y Wall Street con el objetivo de que una crisis como la vivida no pueda repetirse y para evitar en el futuro el salvamento de bancos que ponen en riesgo a toda la economía.

De manera que si los demócratas logran ubicar la tramposa pregunta de los Republicanos en su contexto, una segunda presidencia de Obama será en menos de dos meses una realidad.

Las convenciones demócrata y republicana mostraron también el rostro de dos conglomerados estadounidenses diferentes. Obama y Romney entienden y viven la realidad demográfica de Estados Unidos de manera distinta. En la Convención demócrata se observó una mezcla de razas, sexos, clases sociales representativa del Estados Unidos verdadero y que se transforma, mientras la Convención republicana estuvo dominada por hombres blancos.

Julián Castro, de origen mexicano, fue el primer latino que pronunció el discurso de apertura de la Convención de un partido político estadounidense, el Demócrata. Obama aventaja a Romney entre los hispanos, los afroamericanos, los asíaticos, las mujeres, la población cosmopolita. Estados como Nevada, Colorado, Virginia, Nuevo México y no se diga California serán ganados por Obama como lo fueron en 2008 gracias a la presencia de votantes latinos.

Por la economía, la demografía, la vecindad convendría a México un segundo periodo de Barack Obama.

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