El 13 de septiembre pasado, el gobierno de Barack Obama tomo una decisión poco difundida y menos explicada por los entendidos nativos y que tendrá espectaculares repercusiones en las economías de los países emergentes, pues a ellos está dirigida la estrategia norteamericana.
El Federal Reserve de Estados Unidos, equivalente a nuestros bancos centrales, anuncio que mensualmente inyectara 40 mil millones de dólares a su economía con el supuesto propósito de reactivar su alicaída economía. Esos millones, promocionaran la revaluación de las monedas de Latinoamérica y la devaluación del billete verde. Con dólares más baratos, todos querrán importar productos norteamericanos.
Países como Bolivia, atesoran reservas internacionales en billetes verdes que en nuestro caso se acercan a 15 mil millones de dólares. Es el fruto del sudor y trabajo de más de diez millones de bolivianos. Estados Unidos no tiene “reservas internaciones” porque el Federal Reserve es propiedad de bancos privados que manejan la maquinita de imprimir.
De esa manera, cuando Estados Unidos esta carente de liquidez, simplemente imprime más billetitos y compra nuestros recursos naturales con esos papelitos inorgánicos que ahora inundan nuestros bancos. Por eso es importante la decisión del gobierno de Obama, porque significa que inundara nuestros países con 40 mil millones de dólares cada mes.
La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, fue la primera en reaccionar promocionando estrategias de resistencia a los efectos del lanzamiento de semejantes cantidades de billetes verdes desde el Imperio. La señora Rousseff acaba de indicar que utilizara todas las decisiones necesarias para evitar la revaluación del Real.
La avalancha de dólares en la economía, inflo los flujos de capitales hacia los países denominados emergentes y que la propia presidenta brasileña, ya había calificado como un “tsunami monetario”. Esta situación no se ha comentado en nuestro país, desde los niveles gubernamentales, menos desde los denominados “analistas económicos” tan afectos a criticar las políticas de gobierno, pero callan la boca en estos casos.
Nuestros gobernantes y economistas, inflan el pecho a la hora de indicar que el Boliviano está cada vez más fuerte, que los depósitos en moneda nacional se acrecientan y que el dólar baja de precio. Los dólares emitidos por la Federal Reserve, espesaran los flujos de capitales hacia Bolivia, revalorando nuestra moneda nacional, pero eso tiene que tener un límite ¿O no?
¿Estamos equivocados en nuestras apreciaciones? En todo caso quienes manejan las finanzas del país están obligados a explicar las repercusiones que tendrá sobre Bolivia el Tsunami monetario que el gobierno de Obama está promocionando, como parte de sus estrategias para salvar a su nación de la crisis que le agobia.
Las explicaciones, son de urgencia porque de otra manera podríamos ser sorprendidos. ¡Que vengan las explicaciones y pronto!
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