El Senado de EEUU negocia una reforma inmigratoria con duras condiciones
Las negociaciones para la reforma de la inmigración en Estados Unidos están llegando a un momento decisivo. Aunque por motivos de calendario parece imposible que se alcance una propuesta definitiva entre los dos partidos en este mes, como estaba inicialmente previsto, sí es casi seguro que eso se logre en abril. Lo que también parece muy probable es que las condiciones para la ‘amnistía’ serán muy duras.
Según ha declarado a ELMUNDO.es un alto cargo republicano del Senado, la reforma exigirá a los inmigrantes alrededor de 15 años hasta que éstos puedan acceder a la nacionalidad estadounidense. No obstante, de ese periodo, los últimos cinco serán con permiso de residencia y trabajo permanentes, es decir, la llamada ‘Green Card’. La misma fuente también ha desmentido que las manifestaciones y movilizaciones que están preparando algunas organizaciones de inmigrantes con respecto a la reforma vayan a cambiar las deliberaciones del Senado.
El diario ‘Los Angeles Times’ informa este lunes de que la propuesta de ‘La Banda de los Ocho’, que es como se conoce al grupo de cuatro senadores republicanos y cuatro demócratas que está negociando el proyecto de reforma, incluiría otras medidas muy duras. Para que los inmigrantes indocumentados pasaran a ser legales deberían pagar una multa y, una vez que eso se produjera, tendrían un estatus en el que no podrían recibir cupones de comida —una práctica habitual en EEUU— ni servicios del Medicaid, que es sistema de salud pública para las personas de ingresos bajos.
Según las fuentes que ha consultado este periódico, en ese estatus podrían pasar unos 10 años, antes de poder optar a la Green Card, en la que es necesario estar un mínimo de cinco años para poder solicitar la ciudadanía. En ese periodo de tiempo, además, una comisión independiente deberá declarar que la frontera está “segura”, lo que implica no sólo sistemas de vigilancia en el sur de EEUU, sino también en los aeropuertos y otros puntos de entrada, además de nuevos sistemas informáticos para controlar a los turistas y otros visitantes legales. Se estima que un tercio de los ilegales de EEUU han llegado al país de forma completamente legal y simplemente se han quedado cuando sus visados expiraron.
El libro de Bush
Aún así, no está ni mucho menos claro que la reforma, que debería ser votada por el Senado justo antes del verano, sea ratificada por la Cámara de Representantes. En esa cámara, los republicanos son mucho más ‘duros’ y menos proclives al compromiso que en el Senado. Y la cuestión de que los ilegales acaben recibiendo un pasaporte estadounidense levanta ampollas entre muchos miembros de ese partido. De hecho, hay senadores republicanos que ya han anunciado que van a oponerse a la reforma.
Para complicar las cosas, Jeb Bush —ex gobernador de Florida e hijo y hermano de presidentes— acaba de publicar un libro en el que ofrece su propia propuesta para reformar la inmigración. El libro se titula ‘Immigration Wars’ (‘Las Guerras de la Inmigración’) y en él Bush rechaza que los ilegales puedan acceder a la nacionalidad estadounidense. Esa posición es un cambio de actitud total de Bush, que hasta ahora había defendido siempre que los inmigrantes pudieran tener la nacionalidad estadounidense. Aunque el ex gobernador de Florida, que habla español con fluidez, lo ha negado siempre, todo parece indicar que ese libro es una concesión al ala más dura de su partido de cara a una eventual candidatura a la presidencia en 2016.
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