Insolencia de senadores de EE.UU.
Tenía en mente llamar la atención sobre cómo los medios de comunicación hondureños, en especial los escritos, manejados por grupos de poder político y económico, han tratado de minimizar, por no decir ignorar, la campaña de la candidata del partido Libertad, Xiomara Castro, esposa del expresidente Manuel Zelaya, derrocado por un golpe de Estado en mayo de 2009. ¿Por qué esa actitud? Simple. Varias encuestas reflejan que ella está arriba en las preferencias electorales o al menos mantiene un empate con el candidato del oficialismo a escasos días de los comicios.
Sin embargo, me llamó también la atención una carta firmada por una docena de senadores de los EE.UU., exigiendo “acceso irrestricto de los observadores locales e internacionales a las instalaciones electorales” y se declaran preocupados acerca de la capacidad del gobierno para llevar a cabo elecciones libres.
La insolencia de la misiva, firmada entre otros por el Tim Kaine, miembro del Comité de Relaciones Exteriores, y dirigida al Secretario de Estado John Kerry, como si él fuera el gran elector, señala también la preocupación de los legisladores por los índices de violencia en el país centroamericano, del que dicen tiene instituciones muy frágiles y un Poder Judicial sitiado.
Al Tribunal Supremo Electoral, TSE, máxima autoridad en materia electoral, ni lo mencionan, al menos no lo indica la prensa, en una actitud arrogante y de desprecio hacia las instituciones hondureñas, que paradójicamente en la carta tildan de frágiles. Tampoco es que Honduras sea un modelo de institucionalidad, pero ello no demerita el esfuerzo de los hondureños por sacar adelante unas elecciones que se han visto marcadas por la violencia.
Las autoridades de Honduras y sobre todo los magistrados del TSE, no deben pasar por alto el irrespeto a la dignidad y soberanía de los hondureños en esa carta de los senadores. Exigir acceso irrestricto a las instalaciones electorales es una atribución exclusiva del TSE de Honduras, no de funcionarios norteamericanos.
Y es que así actúan. Lo han hecho en Nicaragua y en América Latina, con declaraciones no solamente de senadores y congresistas, sino de voceros del Departamento de Estado y de otras instancias del gobierno, en un intento por favorecer a sus candidatos. Afortunadamente nuestras autoridades, en especial el Consejo Supremo Electoral, han rechazado ese tipo de injerencias remarcando que en este país las instituciones se respetan y que corresponde a los nicaragüenses decidir sobre quiénes los gobiernan.
Quiero retomar mi idea del principio. CID-Gallup publicó en octubre recién pasado los resultados de su última encuesta en Honduras destacando el empate entre la candidata de Libertad, Xiomara Castro, y el candidato del Partido Nacional, Juan Orlando Hernández. A ambos las preferencias electorales les otorgan entre un 27 y un 30%. Un tercer candidato, del Partido Liberal, ocupa la tercera posición. Los tres, dicen los expertos, tienen posibilidades de ganar el próximo 24 de noviembre.
Días atrás, Adolfo Facussé, reconocido y poderoso empresario hondureño que apoyó el golpe contra Zelaya, se ha convertido en uno de los mejores aliados de la candidata de Libertad, tras elogiar sus propuestas y despotricar contra el Gobierno del presidente Porfirio Lobo, al considerar que su administración es de las peores en la historia del país.
5.3 millones de hondureños están habilitados para votar el domingo 24 de noviembre, y el TSE ha garantizado “transparencia total”. 12,000 observadores locales y 700 internacionales seguirán el proceso.
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