Los estadunidenses, sobre todo los republicanos, están furiosos con Barack Obama. Lo tildan de dictador por el anuncio que hizo jueves y viernes en materia migratoria.
Un anuncio por el que tan sólo con su firma logra cambiar la situación para alrededor de cinco millones de indocumentados en EU.
Millones que, como escribiera este fin de semana en The New York Times, Nicholas Kristof, son personas que más que definirse por su estatus migratorio, las define su valentía y coraje para intentar un mejor futuro para ellos y sus familias, además de esa lotería que determina, quien sabe cómo ni quién, en donde nacemos.
Se habla de cinco millones que son los indocumentados favorecidos por ser aquellos que tienen hijos nacidos en EU, que no tienen ningún tipo de antecedente criminal y que ya llevan cierto tiempo viviendo en el país.
¿Qué implica el anuncio de Obama?
Para los migrantes significa un cambio el freno a las deportaciones. Obama se ha ganado a pulso el título de deporter-in-chief por el número récord de deportaciones en su gobierno.
Ahora, al anunciar que han pasado 500 días desde que el Senado aprobara un Reforma Migratoria que la Cámara de Representantes no ha querido ratificar, Obama justifica su acción ejecutiva que intenta arreglar algo del sistema migratorio roto.
Para Obama, el anuncio implica un éxito y un fracaso. El éxito viene de que finalmente puede demostrar que cumple con su promesa de campaña de hacer algo por la comunidad hispana en EU.
Pero el fracaso es que queda patente que simplemente no ha tenido el liderazgo para poder limar las asperezas existentes entre republicanos y demócratas. Obama llegó a la Casa Blanca con la promesa de hacer que las cosas funcionarían distinto en Washington. Pero la división entre ambos partidos es hoy, sigue siendo, más profunda que nunca.
Tan es así que una acción legislativa, siempre la mejor opción en esta materia, acaba siendo superada por la acción ejecutiva, lo que genera precisamente los gritos de dictador, autócrata y emperador que han estado esgrimiendo los detractores de Obama.
Para los republicanos, el anuncio de Obama los obliga a buscar vías para moderarse. Están tan enojados con el Presidente que en estos pocos días hemos escuchado amenazas de los más duros, como el senador Ted Cruz, que quiere que su partido rechace todo lo que venga de la Presidencia a partir de enero, cuando el Senado esté compuesto por una mayoría republicana.
Moderarse o perder 2016, podría ser el slogan que defina el reto de los republicanos a partir del anuncio de Obama.
Sin embargo, esta acción ejecutiva de Obama significa que, para el resto de los indocumentados en EU, su situación no cambiará. El sistema migratorio sigue estando roto.
Y para la población estadunidense en general implicará ver las divisiones entre republicanos y demócratas más profundas que nunca.
En esta acción de Obama hay luces y sombras. Aunque en definitiva, ha sido una medida que resulta mejor que el statu quo imperante.
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