Torture, Lies, Democracy

<--

La psicología del terror y el horror. La dominación. La manipulación, la frialdad extrema. Insensibilidad inerme, inmunidad e impunidad consentida. Todo vale. Siempre ha valido. Lo fue en los regímenes más abyectos, totalitarios de izquierda y de derecha, dictaduras militares, etc., pero también vale en tiempos de democracia. O así se ha permitido, consentido y tolerado. Licencia para todo. Para torturar, para ejecutar. Licencia para matar. Antes y después de septiembre del 2001.

Barros, lodos y pantanos en medio de la ciénaga de mentiras y manipulaciones. Como las que llevaron a la guerra de Irak, entre acusaciones que luego se demostraron falsas, pruebas manipuladas y exoneraciones de presidente y primeros ministros, que se escudaron en que fueron engañados por sus servicios de inteligencia.

Para la historia, las patéticas imágenes en el 2003 ante Naciones Unidas con fotos y pruebas de los arsenales que nunca fueron del déspota y tirano iraquí. Estados dentro de un Estado. Servicios secretos e inteligencia militar. Nada nuevo. País por país. Nadie sabe qué sucede ni qué pasa ni cómo. Nadie quiere o parece querer saberlo. Las cloacas. Siempre un anatema, la defensa y la seguridad del país. La excusa permanente. Todo en nombre de ella. Licencia para todo.

Pisoteando derechos y dignidades humanas que no sirven para nada. Aviones no tripulados. Aviones sin matrícula.

Europa y Magreb, cárceles secretas y centros de tortura en cualquier lugar y protegidos por el manto del silencio cómplice de gobiernos y tiranías de todo tipo. Pero no nos rasguemos las vestiduras cuando es una democracia o en nombre de una democracia quienes son verdugos, quienes son sádicos, quienes emplean todo tipo de tortura y humillaciones. Uso de instalaciones militares en media Europa y en Oriente Próximo para fines de seguridad. Pérfido eufemismo. Tiranía y tortura. Mentira y manipulación. Bestias disfrazadas de militares o agentes de inteligencia. Sin sensibilidad. Sin sentimiento. Brutalidad en estado puro. Reos y verdugos. Muerte y erosión de la justicia en limbos donde no existe, como tampoco el día y la noche.

En nombre de democracias y libertades mancilladas. Mas en nada nos diferenciamos de países donde la libertad y la democracia no existen. La mayoría. Tampoco de la historia de un siglo XX, donde el odio de las ideologías, donde la tortura y el horror en estado puro sembraron y recorrieron continente a continente su telúrica faz de miseria humana, moral y sin valores. Lábiles justificaciones, desconocimiento del Ejecutivo, del Legislativo. Siempre lo mismo. Nunca alguien sabe algo. Pero se hace. Se permite. Se deja hacer. Sin que se pruebe si sirve o no. Si evita algo. Pero el odio crece. Acción reacción.

Sembramos vientos y recogemos tempestades. Lo sabemos y lo saben bien todos. También la opulenta industria militar. Miseria y miserables. Escudos de impunidad y mantos espesos de silencios insondables. Muerte y ejecución.

Ahogamientos y simulaciones que nos destruyen como seres para la libertad y los valores.

Obama muestra su repulsa y esgrime los valores y nuestro sistema. Y un país que es ejemplo en muchas cosas, sobre todo en su funcionamiento democrático y división de poderes, y que es a la vez odiado en otros muchos países es capaz en su sistema político de denunciar el atropello y la vesania de la tortura que sus servicios de inteligencia y algunos militares han hecho.

Algo que no sucede prácticamente en ninguna otra democracia del mundo, y eso que seguramente y en puridad las democracias que se conceptualicen de tales no superarán la veintena hoy día; el resto son remedos y pantomimas de la misma. Un comité de inteligencia del Senado de Estados Unidos planta cara y exige responsabilidades. Denuncia y censura, acusa y desgrana, aunque no en toda su intensidad y publicidad, hechos y sucesos, nombres bajo seudónimo de ciudadanos norteamericanos que, con la complicidad y condescendencia de otros gobiernos y países, torturaron, humillaron, vejaron y probablemente mataron, sin juicio, sin garantías, sin respeto, sin derechos, a quienes calificaron de sospechosos o bajo una genérica acusación de terroristas.

Acusación que sirve y ha servido a muchos para hacer y deshacer, para asesinar y matar a quienes han querido. En nombre de la nada los gobiernos de democracias han otorgado licencias y plácets, pero también han ido a guerras o a enfrentamientos sin respeto alguno a la legalidad internacional. La ley del más fuerte. La ley taloniana. Abu Ghraib no fue la excepción, sino la continuación. Como las cárceles secretas que en esa zona geográfica del mundo también existen.

Torturas y silencio. Argumentos falaces y cínicas mentiras. Democracia y terror. Un coctel que siembra odio y allana el camino para más terror. Solo es cuestión de tiempo, porque todo es cíclico en la historia. Y lo sabemos.

About this publication