Al cumplirse 100 días de la presidencia de Donald Trump, el mandatario está colocado como el titular del ejecutivo más impopular de su país y con menos logros en materia política.
Desde que Trump llegó a la Casa Blanca y pese al dominio representativo en el Congreso federal de los republicanos, no ha logrado conseguir una sola victoria legislativa.
Todos los éxitos que él se achaca y que pregona a los cuatro vientos son órdenes ejecutivas. En el Capitolio Trump ha fracasado. El proyecto de ley para reemplazar a la llamada Acta de un Sistema de Salud Accesible (Obamacare) que patrocinó Trump en colaboración con el liderazgo republicano, fue un fiasco. Ni siquiera lo sometieron a votación en el pleno de la Cámara de Representantes para evitarle a Trump la pena del gran fracaso cuando fuera rechazado por sus mismos correligionarios.
Esta semana Trump intentará nuevamente reemplazar al Obamacare con la legislación que no cuaja entre los republicanos y que tiene garantizado el no de los demócratas. El presidente de Estados Unidos está empecinado y los republicanos aterrados de la muy probable primera gran derrota legislativa de Trump.
A los 100 días de su presidencia, Trump llega con la posibilidad del cierre del gobierno federal porque el Congreso no ha aprobado el presupuesto que le envió para financiarlo. Claro está que no cerrará el gobierno federal por falta de fondos, los republicanos lo aprobarán de último minuto. El presupuesto que pide Trump saldrá trasquilado. Por ejemplo, no le darán los poco más de mil 500 millones de dólares que solicitó para iniciar la construcción del primer tramo del muro en la frontera con México.
Paul Ryan, el líder republicano y presidente de la Cámara de Representantes ya le dio carpetazo al pedido presupuestal del muro para este periodo fiscal que termina el último día de septiembre. “Después”, le notificó Ryan a la Casa Blanca.
Los éxitos que se apunta Trump en sus primeros 100 días como presidente son engañosos. Él afirma que gracias a las órdenes ejecutivas que firmó en materia migratoria, bajó en mas de 60% el flujo de inmigrantes indocumentados que entran a Estados Unidos por la frontera norte de México, de noviembre a la fecha.
Las estadísticas y la realidad del flujo migratorio desmienten a Trump. Desde el gobierno del expresidente Barack Obama ya se había registrado una disminución en el número de personas que intentan ingresar a Estados Unidos como indocumentados. La razón: no hay empleos en la Unión Americana y cada vez es más peligroso el cruce transfronterizo.
El efecto palpable de la política migratoria de Trump es el miedo. La fuerza de deportación de indocumentados es una realidad y el terror de los inmigrantes indocumentados en Estados Unidos. Esta comunidad ya no sale a las calles como antes, no va a los centros comerciales los fines de semana, ni mucho menos se atreven a viajar en automóvil por carreteras interestatales. Sembrar pavor entre los inmigrantes indocumentados es la victoria de los 100 días de Trump.
La encuesta del periódico The Washington Post y la cadena de televisión ABC que se dio a conocer en el preámbulo de los 100 días de la presidencia de Trump, registró que al mandatario el 53% de los estadunidenses lo reprueban en su trabajo. Sólo el 42% asegura que ha hecho una buena labor en la Casa Blanca.
Aunque las encuestas de opinión han dejado de ser el barómetro confiable para medir lo que ocurre en Estados Unidos, la del Washington Post y ABC expone a Trump como el presidente más impopular de entre los últimos 11 mandatarios de este país.
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