The various ceremonies in honor of the late senator and war veteran, John McCain, have praised the principles upon which the oldest and most solid democracy in the world was founded, as well as emphasized the political loneliness of President Donald Trump.
The president of the United States was absent from the memorials at the express wish of McCain himself, who never forgave Trump for undervaluing his participation in the Vietnam War where he was captive for more than five years. Instead, Trump went to play golf while Republicans and Democrats alike paid one final tribute to the values of unity defended by the great lion of the senate during his long political life, and awaited the coffin at the Washington National Cathedral. It was a gesture of contempt from a president who has been incapable of recognizing McCain’s political and military merits and profound commitment to the country, placing his own personal animosity above common interests.
In contrast, former Presidents Barack Obama and George W. Bush, Democrat and Republican respectively, highlighted McCain’s outstanding contribution to American democracy in their euologies, citing examples of his political commitment. They set their ideological differences aside and remembered the democratic principles which continue to strengthen the system of freedom and separation of powers for which people like the historic legislator fought. Unsurprisingly, the words of his daughter, Meghan McCain, were met with resounding applause from attendees when she stated, clearly alluding to Trump’s campaign slogan, that “America has no need to be made great again because it was always great.” Obama also reminded Trump what respect for political opponents, and freedom of expression as an essential and non-negotiable citizen's right looks like. "Even when we were not in agreement," said the former Democratic president who was McCain’s opponent in the 2008 presidential elections, "even in those moments, he believed in a sincere discussion.” Obama concluded in clear reference to the repeated offenses and ongoing contempt that Trump displays toward journalists, how McCain “believed in freedom of the press."
The rest of the ceremony served as a reminder that despite his Republican affiliation, McCain always placed the interest of the entire nation above any partisan interests. It is for that reason that he opposed from the outset the protectionist and populist policies of a president who does not have respect for American values, both in domestic policy and in erratic and unpredictable foreign action. All of this makes McCain a politician that Americans mourn and Europeans admire for his responsibility and commitment.
Los diferentes actos en honor del fallecido senador y veterano de guerra John McCain, además de haber ensalzado los principios que hicieron grande a la democracia más sólida y antigua del mundo, han escenificado la soledad política del presidente Donald Trump. Ausente de los funerales por expreso deseo del propio McCain, que no le perdonó que intentase minusvalorar su participación en la Guerra de Vietnam, en la que estuvo cautivo más de cinco años, el presidente de EEUU se fue a jugar al golf mientras que republicanos y demócratas, haciendo un último homenaje a los valores de unidad que defendió durante su dilatada vida política el gran león del Senado, esperaban el féretro con el cadáver en la Catedral Nacional de Washington. Un gesto más de desprecio de un presidente que ha sido incapaz de reconocer los méritos políticos y militares y el profundo sentido de Estado de McCain, poniendo por encima de los intereses comunes su propia animadversión personal. Como contraste, los ex presidentes Barack Obama y George W. Bush, demócrata y republicano, respectivamente, resaltaron en sus alocuciones la destacada contribución de McCain a la democracia estadounidense y dieron ejemplo de compromiso político, aparcando sus diferencias ideológicas y recordando que son los principios democráticos los que permiten consolidar día a día el sistema de libertades y de separación de poderes por el que lucharon personas como el histórico legislador. No es de extrañar que las palabras de su hija, Meghan McCain, fueran interrumpidas con un clamoroso aplauso por los asistentes al funeral cuando afirmó, en clara alusión al eslogan electoral de Trump, que "América no necesita ser grande de nuevo porque siempre lo ha sido". También Barack Obama recordó a Trump en qué consiste el respeto a los adversarios políticos y a la libertad de expresión como un derecho esencial e inalienable de los ciudadanos. "Sobre todo cuando no estábamos de acuerdo", explicó el ex presidente demócrata sobre quien fue su adversario en las presidenciales de 2008, "sobre todo en esos momentos, creía en una discusión sincera. Creía en la libertad de prensa", concluyó en clara referencia a los reiterados insultos y al desprecio que Trump muestra por los periodistas. El resto del acto sirvió para recordar que a pesar de su afiliación republicana, John MaCain puso siempre por encima de cualquier interés partidista, los de toda la nación, razón por la cual se opuso desde el principio a las políticas proteccionistas y populistas de un presidente en el que no reconocía el respeto a los valores de Estados Unidos, tanto en política interior como en su impredecible y errática acción exterior. Todo eso hace de McCain un político que los estadounidenses echan en falta y los europeos admiran como necesario por su responsabilidad y compromiso.
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