Trump and Fox: Much More Than Friends

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El estudio F de Fox News en la Avenida de las Américas de Nueva York se inauguró coincidiendo con las elecciones. Costó 30 millones de dólares (25,8 millones de euros). La plaza que se ve tras sus cristaleras era un hervidero aquella noche. Allí acudieron los simpatizantes de Donald Trump en masa para celebrar. Era una isla en territorio hostil. “La victoria de los deplorables”, gritaban cuando Hillary Clinton aceptó la derrota.

El martes pasado, el día más oscuro en su presidencia, fue como cualquier otro para Fox News. La declaración de culpabilidad de Michael Cohen, que implicaba al presidente en una trama de financiación ilegal de su campaña, no fue noticia en la cadena. Tampoco que el antiguo director de su campaña, Paul Manafort, fuera declarado culpable de fraude. Las alarmas las dedicaban a una estudiante asesinada por un indocumentado.

Fox News apostó fuerte por Trump desde bastante antes de ser nominado. Es mucho más que la televisión amiga del presidente. Es la maquinaria política más influyente del país, que tiene ante sus cámaras a agitadores que lo llevan en volandas. Rupert Murdoch creó la cadena hace dos décadas precisamente para dar voz a los conservadores y esquivar a los periodistas progresistas.

El abanderado de la resistencia es Sean Hannity. Omitió por completo contar que Cohen implicaba a Trump y en su lugar atacó de los medios liberales. “Le odian”, justificaba. Su programa lo siguen 3,4 millones de abonados. Lo combina con tres horas de radio y 3,7 millones de seguidores en Twitter. El equipo informativo lo refuerzan Tucker Carlson y Laura Graham.

La declaración de Michael Cohen la vendieron como “cien por cien política”. “Escandaloso”, lamentaba Graham. “Los medios liberales vuelven a dejarse llevar por la histeria”, insistía Hannity, “pura persecución”. “Pese a la alegría que emana de la CNN y de la MSNBC”, decía el todoterreno Geraldo Rivera, “os recuerdo que Paul Manafort fue objetivo de la investigación porque trabajó para la campaña”.

Es la táctica que siguió Ainsley Earhard en la entrevista que emitió el jueves Fox & Friends. Es el programa más visto en la mañana, con 1,4 millones de espectadores. La presentadora tuvo la oportunidad de hacer que el presidente fuera claro sobre la situación. Pero en su lugar le abrazó preguntándole por cosas como la nota que daba a su gestión o dejándole que se quejara por la acusación de Cohen.

Que sus cámaras optaran por mirar hacia otro lado era predecible. Trump y Fox se retroalimentan. El 60% de los republicanos identifica a la cadena como el medio en el que más confían. Para los demócratas la más fiable es CNN, con el 20%. Y mientras la mayoría de los electores suspende al presidente, nueve de cada diez seguidores de Fox News aprueban su gestión al frente del país.

La cadena es líder clara en audiencia, según la medición de Nielsen de julio, con 2,4 millones de televidentes en prime time, un 14% más que hace un año. Supera los 1,6 millones de MSNBC. La CNN tiene una tercera parte. Los fans de la Fox no ven la interferencia en las elecciones como un problema serio y el 85% de los encuestados opina que la investigación de la trama rusa es una caza de brujas.

La propaganda de Fox News se refuerza con las televisiones locales y Fox Business News, más vista que la CNBC y Bloomberg. Desde ahí Neil Cavuto creaba alarmismo. “No se previene una crisis constitucional amenazando con crear una financiera”, advertía en referencia a las consecuencias que podría tener una salida forzada de Trump, “la remontada más larga de la historia en Wall Street será historia”.

La cobertura la aderezaba con una encuesta en la que mostraba que el 36% de los estadounidenses se inclinan por un sistema “socialista”, el doble que en 2010. Sus palabras se cubrían con imágenes de disturbios en Venezuela, “espero que no tengamos que comernos los animales de los zoológicos”.

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