NAFTA: A Silent Violation

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No tenemos ni idea del tratado de libre que bajo Trump ha acordado el gobierno mexicano con el estadounidense. ¿Qué podemos esperar de un tratado comercial al que fue México de manera bilateral a firmar con el gobierno de Trump?. México, el débil de los tres, se apresuró a avanzar en el tratado. Así se sentó a la mesa de ese gobierno e comandado por este personaje desquiciado por el poder económico. Ya veremos que nos deparará este tratado comercial que el gobierno entrante señalará que es responsabilidad del gobierno saliente y el gobierno saliente dirá que representantes del entrante estuvieron presentes en las negociaciones. Se justificará que si no se acordaba en esas condiciones, la situación que enfrentaríamos sería catastrófica, que ese mal era el menor.

Sin embargo, queda la pregunta si no hubiera sido mejor seguir las negociaciones con la presencia de Canadá, si juntos, con el mercado que representa para los Estados Unidos las dos naciones, no hubiera sido posible una mejor negociación de la que conoceremos cuando llegue a ratificarse al Congreso.

Más allá del tema automotriz y del mercado agrícola, solamente se han dejado ver dos áreas más de este tratado en las que se ve claramente el ataque de Trump contra las políticas internas culturales y sanitarias de nuestros países para someterlas a los intereses de las grandes corporaciones estadounidenses. Parece ser que estos son solamente algunos ejemplos de lo que parece ser una avalancha de abusos, pero como ejemplos nos dan cuenta de lo que Carlos Slim señaló: que Trump era un gran negociador. Falto que aclarara que un gran negociador para acabar con sus rivales.

Los canadienses han denunciado la intención de Trump y su administración de tirar abajo el gran engranaje que han creado en ese país para fortalecer su cultura, para darle prioridad a sus creaciones en televisión, en cine, en música, con el fin de mantener su identidad. Canadá no puede aceptar un acuerdo que dañe su identidad cultural, ha expresado la ministra de relaciones exteriores. Trump quiere tener espacio libre para invadir aún más Canadá con la multimillonaria producción hollywoodense y televisiva, sin permitirle ejercer a ese país su derecho a proteger su identidad y fortalecer su cultura, su producción artística.

Al respecto de fortalecer la cultura en México ya hemos visto lo que ha hecho la invasión estadounidense en nuestro país. ¿Dónde está la rica y diversa cultura mexicana? En el cine vemos que los más destacados creadores mexicanos se han ido a justamente a los Estados Unidos a producir por falta de apoyos en nuestro país; que la variedad de la rica música mexicana no ha encontrado espacio en los medios de comunicación masivos, que las maravillosas expresiones culturales no sirven más que para ser deformadas en spots publicitarios. No hemos visto políticas en México que protejan la identidad cultural como las vemos en Canadá, en Francia y en otras naciones.

El otro tema es el ataque de la administración Trump para fortalecer aún más los intereses de la industria de la comida chatarra y refrescos que desde el norte invadió nuestro país para convertirnos en los mayores consumidores de sus productos y llevarnos a la epidemia de obesidad y diabetes que vivimos. El nuevo TLCAN tiene un anexo que prohíbe que las naciones firmantes establezcan en los productos chatarra una advertencia que permita a los consumidores saber si tienen altas cantidades de azúcar, grasas o sal, los tres ingredientes que en alto consumo nos han llevado a ocupar los primeros lugares en sobrepeso y obesidad en niños y mujeres.

En este caso la propuesta no nos ha sido impuesta, cuenta con el acuerdo de la representación mexicana que desde hace años ha servido a los intereses de la industria de la chatarra. La Secretaría de Economía se ha pronunciado en la Organización Mundial de Comercio contra el etiquetado de advertencia establecido en Ecuador y después contra el que se discute en Perú, al lado de las grandes corporaciones de alimentos y bebidas. Al tiempo que la representación mexicana criticaba estos etiquetados argumentando que son una barrera al comercio, la Organización Mundial de la Salud (OMS) felicitaba a esos países por los etiquetados de advertencia como una política modelo a seguir. La Secretaría de Economía no sólo ha acompañado a la industria de la chatarra en su posición contra políticas que le afectan en otros países, está documentado que también lo ha hecho para proteger a la industria del tabaco contra regulaciones recomendadas por la OMS en otras naciones.

En medios de las declaradas emergencias epidemiológicas por obesidad y diabetes y del crecimiento desmedido del sobrepeso y la obesidad infantil en México, nuestros representantes están de acuerdo con esta prohibición que deja en la invidencia a los consumidores frente a productos que se publicitan y anuncian con cualidades fabulosas, desde brindar felicidad y juventud hasta hacer crecer grandes y fuertes a los niños, ocultando que son un buen camino a la diabetes.

Pero veremos mucho más del TLCAN, de esa violación silenciosa en lo oscurito de las negociaciones. Se habla de violaciones a los derechos digitales, de protección sin sentido a la propiedad intelectual en las redes; de protecciones no avaladas internacionalmente a la industria farmacéutica, en fin, que nos podemos esperar de la administración de Trump.

Mientras tanto, a la ciudadanía se le mantiene en la ignorancia de su destino que se negocia en esos salones a puertas cerradas. Una negociación en la que, al parecer, el gobierno mexicano ha perdido toda dignidad ante Trump, un jefe de estado que no es más que un violador profesional de todo tipo de derechos, un personaje que niega la evidencia científica. Si en su país busca acabar con la seguridad social, niega el cambio climático, desmantela la política de protección ambiental, etcétera, ¿Qué podemos esperar de un tratado comercial negociado de manera bilateral con él?.

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