Los últimos días de enero nos recuerdan y nos ponen sobre el tapete aquellos hombres como Martin Luther King, Gandhi y decenas más de hombres y mujeres, que han trabajado con la no violencia.
Y no es la no violencia que no hace nada, sino la no violencia en el sentido que le daba Jesucristo: “Dichosos los pacíficos, los que trabajan por la paz”.
La no violencia y la paz significan no estarse quieto: la no violencia significa usar la no violencia como un instrumento para la paz.
Todos nosotros sabemos que uno de los grandes males del mundo es la falta de paz, es la violencia. Hablamos de la violencia entre las naciones, las naciones poderosas -como Estados Unidos y otras de Europa-, que usan la violencia y no traen paz a los pueblos, por sus ambiciones y por su dinero, pero pensamos también en la violencia entre los países y dentro de un mismo país.
En la República Dominicana, no lo podemos negar, está la violencia de los que tienen más riquezas frente a aquellos que no las tienen, y la violencia -en la que más nos fijamos-, es la violencia de la calle, y además de esto, pensemos en la violencia intrafamiliar.
No violencia y paz. Permítanme acentuar cómo los papás, los padres, han de usar métodos no violentos para la educación de sus hijos. Métodos no violentos: siempre estos modelos -como Gandhi-, nos enseñan cuál es el camino que debemos seguir, y ese es el camino futuro.
Cuando una persona es violenta, está más cerca de la caverna, de las fieras, que de un ser humano avanzado. La violencia es signo todavía de un gran atraso histórico; la paz y métodos de paz, son un signo de avance, de crecimiento.
Las naciones poderosas -y con esto termino-, que usan la violencia para enriquecerse y apoderarse de las riquezas de las otras naciones, pueden estar muy avanzadas técnicamente, pero humanamente muy atrasadas.
Hasta mañana, si Dios, usted y yo lo queremos.
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