Hanoi, 1 de marzo (PL) La muy esperada segunda cumbre entre Donald Trump y Kim Jong Un concluyó la víspera aquí sin acuerdos, pero por Vietnam no quedó: el escenario merecía un significativo acercamiento entre Estados Unidos y Corea del Norte.
Las cosas salieron como salieron, pero a Vietnam como país, y a Hanoi como sede directa, les queda la tranquilidad de haber ofrecido todas las condiciones para una mayor sumatoria de resultados.
Algunos dicen que el encuentro entre Trump y Kim fue un fracaso, y otros, que fue una experiencia valedera porque creó las bases para futuras negociaciones sobre la desnuclearización de la península coreana y el paulatino levantamiento de las sanciones a Corea del Norte.
En lo que sí están de acuerdo todos, empezando por los presidentes de los Estados Unidos y del Comité de Asuntos Estatales de la República Popular Democrática de Corea, es que Vietnam no se saltó un detalle para hacer un éxito de la cumbre. En más de una ocasión Trump y Kim lo reconocieron.
Por casualidad escuché la respuesta que le dio un periodista extranjero a un colega de una estación de radio local que le preguntó qué le había faltado a Vietnam para hacerlo todo impecable. ‘El estado del tiempo -dijo el entrevistado-. Esto habría sido perfecto con sol y cielo azul’.
El cielo estuvo gris y hubo sus lloviznazos, cierto, pero si la cumbre fue borrascosa se debió a otras razones, no a celajes en la organización de la cita.
Al margen de cómo terminaron las cosas por la negativa de Estados Unidos de eliminar parte de las sanciones a Corea del Norte pese a que está ofreció desmantelar parte de sus instalaciones nucleares, los propios protagonistas no consideran que este fue un encuentro perdido.
Y esa es una de las grandes satisfacciones de Vietnam.
De acuerdo con el primer ministro Nguyen Xuan Phuc, la cumbre fue un gran éxito para Vietnam pese al corto tiempo de que dispuso para organizarla, solo unos 20 días. Singapur, que auspició la primera, tuvo más de dos meses.
Xuan Phuc valoró la promoción de este como un país amante de la paz, comprometido con esa causa y responsable ante la comunidad internacional, como el primer y gran premio a la sede.
Y aunque no recuerdo que nadie lo haya dicho, debe mencionarse que este es un excelente aval para las aspiraciones de Vietnam de ocupar un puesto no permanente en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas para el bienio 2020- 2021.
Cada vietnamita, según su responsabilidad, también apreció que la nación indochina ganó mucho al acoger una reunión tan importante.
Funcionarios del Ministerio de Cultura, Deportes y Turismo, por ejemplo, destacaron que esta fue una oportunidad de oro para que los ojos del planeta conocieran las tradiciones, las comidas, las bellezas naturales y la infraestructura que este país pone al servicio de la industria sin humo.
Al fortalecimiento de la imagen de Vietnam, hay que decirlo, contribuyeron desde los taxistas y los funcionarios que atendieron esta o aquella gestión, hasta el ciudadano más simple, todos con una sonrisa a flor de boca y la voluntad común de demostrar por qué Hanoi lleva el título de Ciudad por la Paz.
Los principales comunicantes de estas realidades fueron los más de dos mil 600 periodistas de todo el mundo que vinieron a cubrir la cumbre. Desde un Centro de Prensa, vale también decirlo, dotado de todas las facilidades y la más modernas tecnologías para que hicieran bien su trabajo.
Antes o durante la cumbre, muchos de ellos aprovecharon para hacer reportajes y entrevistas sobre la muy diversa realidad de la capital y otras ciudades o provincias vecinas. Y hasta después del evento, porque muchos siguen aquí con aquel propósito.
Los anfitriones habrían deseado que el encuentro Trump-Kim terminara con un mayor acercamiento de las posiciones entre Estados Unidos y Corea del Norte y en un relajamiento de las tensiones en la península coreana.
No fue así, pero todo cuanto hizo Vietnam por la consecución de ese aplazado objetivo lo señalan como el gran ganador de la cumbre.
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